Despierto con sabor a ti pero con nostalgia por mí al recordar que solo es posible amarte en mis sueños; verte ahí tan feliz cuando te abrazo y rozo con ternura y timidez tu cabello, mi nariz que casi estornuda al contacto de tus suaves vellos de bebé de tu cuello marfil e infinito como tus adorables piernas.
Hoy quizá te vea, nos crucemos en un pasillo o en el café de la octava, alistaré las palabras precisas para no hacer evidente mi torpeza, mi ansiedad y este deseo tirano que recorre mis intimidades, mis más hondos secretos.
Hoy quizá te vea y nuevamente se clavará en mis pupilas, mi frente y mis labios tu amor imposible, tu imposible proximidad. Ya en la noche cuando el sueño me habite, iré ilusionada a encontrarme Contigo para amarte una vez más.
Namid Amador