Queda poco sí, sé que queda poco. Veo las hojas caer desde la ventana, siento el frío en la nuca. Sí, siento miedo, miedo que me paraliza pero que despeja de mí, toda señal de incertidumbre. Las cosas están claras ahora, ahora que estoy solo, ahora que sólo me quedas tu, aunque no estés, aunque sólo este tu recuerdo en mi cabeza, aunque sólo sienta tu olor entre mis sábanas.
Ahora que se que no me queda tiempo, quiero compartir algo contigo, algo que quizás debería de haber compartido antes, pero mi orgullo, prepotencia y estupidez, me impidieron hacer.
Sé que estás, aunque sea allí donde el sol se esconde en el atardecer, aunque sea en la más lejana cumbre del éxito, aunque sea al borde del de la depresión o al borde de la felicidad, sé que estás, y sé que nunca has dejado de estar.
Entre las últimas luces que estoy viendo, siendo ahora el frío más lejos, siento tu mano cerca, todo brilla, las velas, los adornos de navidad, los árboles, las sonrisas de los niños que en estas fechas son los más afortunados, la noche se va adentrando en mi, y el sueño se hace más y más fuerte, sólo me queda un suspiro, un suspiro para ti.
Perdóname. -Conseguí decir finalmente. Y de pronto, todo pareció más fácil, ahora puedo respirar, aunque sea lejos de ti, se que me perdonarás, se que a pesar de todo, pensarás en mi, en la cumbre del éxito o en el más bajo infierno.
Tan sólo eso, perdóname,
y el sueño se apoderó de mi ahora para siempre.