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En mi escrito anterior titulado “PARODIA DE VARON/REMEDO DE HOMBRE” hice referencia al caso de la denuncia de la periodista CLAUDIA MORALES por la violación sufrida por ella de parte de un todopoderoso “jefe” a quién simplemente nombra como “él”. En ningún momento ella dijo que se tratara de algún periodista.  Imprudente e injustamente yo asumí, y así lo expresé aquí, que el tipo reseñado era un magnate del periodismo nacional.  Pues bien, con el mismo valor que manifesté mi soberbia por el repudiable crimen vengo hoy con toda humildad a pedirle perdón y misericordia por mi imprudencia e injusticia a todo el gremio del prensa colombiana que de manera tan inteligente y elegante manejo este tema mientras soportaba la malicia y suspicacia de la inmensa mayoría del pueblo colombiano, por demás, iracundo y avergonzado.  Ira y vergüenza que se fue generalizando a medida que, dadas ciertas circunstancias, se iban descartando algunos de los personajes sospechados tan infamemente, reduciendo cada vez más el círculo hasta llegar a uno solo, uno solo que no le ha dado explicación alguna a la sociedad colombiana y siendo también el único a quién la víctima no ha sido capaz de salir a defender.  Este silencio de ambos personajes, víctima y supuesto victimario, excede la malicia y la suspicacia del pueblo colombiano que lo interpreta  como una prueba irrefutable y, con base en ella, lo condena. 

Y es que no da para menos dada la categoría y el temple del personaje nombrado.  Tal vez por estos motivos hoy mi voz ya no es muda ni mi poder carece de autoridad;  no, todo lo contrario, hoy vengo a reclamar con mayor ira y mayor vergüenza.

Como electora del expresidente Uribe en la reelección a la presidencia de Colombia y posteriormente como senador de la República, alzo mi voz para requerir el pronunciamiento claro y contundente, que no dé lugar a interpretaciones, de mi líder político  respecto a esta gravísima fechoría en la que  ha sido señalado últimamente.  De la misma manera que ejercí mi poder y mi derecho para votar por el expresidente Uribe, hoy reclamo con  severa autoridad moral  aclaración de su escandaloso silencio frente a este tema.  El silencio de la periodista lo delata expresidente Uribe, defiéndase, es su derecho y su deber; de lo contrario, su silencio, el suyo expresidente Uribe, lo condena…

Queda claro que de lo único que me arrepiento haber dicho en  “PARODIA DE VARON/REMEDO DE HOMBRE” es  de mi ligereza e irresponsabilidad al dar por hecho que el victimario de la periodista había sido uno de sus colegas, por lo cual nuevamente pido perdón y misericordia a los profesionales de este oficio.  En lo demás, me ratifico.  Una violación sexual, sea de quien sea y sea a quien sea jamás puede humillar a la víctima; una violación sexual, sea de quien sea y sea a quien sea solo envilece al violador.  Una violación sexual, sea de quien sea y sea a quien sea solo puede envalentonar a la víctima y el victimario que se esconda, mientras pueda. 

Al periodismo colombiano: agradecimiento y reconocimiento,

A la señora CLAUDIA MORALES: admiración y respeto,

 

 Al expresidente Uribe: perplejidad y desilusión…

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