1936 - 1999
ASTURIAS.- "Los niños de la Guerra" retornados en España, hoy.
Volver a casa no siempre es fácil. Por lo menos para estos "niños de la guerra" asturianos no lo ha sido. Con tres guerras a sus espaldas y más de cincuenta años de exilio en el recuerdo se encuentran ahora luchando por conseguir algo tan sencillo como una casa y una pensión. Olvidados por los gobiernos de la vieja URSS y desprotegidos por el español, viven en una precaria situación que no parece tener salida. Cincuenta ya instalados en Asturias y otros cien que han solicitado una vivienda para poder volver integran el último fleco sin resolver de una ya lejana guerra civil.
"en Rusia nos llamaban los españoles, y aquí somos rusos,. Al final, ni sabemos lo que somos, ni nadie defiende nuestros derechos" me comenta María Páramo. María es, como Luisa Garcia, Angel Tejedor, Consuelo Rios, Ricardo Rodriguez y otros muchos más, una de los " Niños de la Guerra" que volvieron en los dos últimos años a su natal Asturias. Todos ellos y otros, un total de quince familias retornadas, viven ahora en la calle Martín, en casas cedidas por el Ayuntamiento de Gijón. Una calle que los taxistas y vecinos del gijonés barrio de La Calzada reconoce popularmente como la " calle de los rusos"
Atrapados por la ley.- La vuelta al hogar no ha sido tan dichosa como estos jubilados, algunos de ellos con tres guerras a las espaldas, esperaban. La falta de vivienda y la pérdida de sus pensiones constituyen los grandes problemas de su presente y el temor de un futuro que no parece existir.
Su situación es tan rocambolesca legalmente como precaria en lo humano. Desde hace un año y un mes han dejado de percibir sus pensiones rusas porque las nuevas repúblicas surgidas de la extinta Unión Soviética no se hace cargo de sus compromisos con quién vive en el extranjero, pero al no haber cotizado en España tampoco tienen derecho al subsidio español.
La falta de ingresos dificulta la posibilidad de conseguir una casa y no pueden acceder a una vivienda social porque no cumplen el requisito de haber vivido durante los dos últimos años en territorio español. Al final, las leyes que se han creado para proteger a todos los españoles acaban siendo una trampa en la que se ven atrapados.
La guerra, a pesar de los años transcurridos desde su fín, sigue coleando en la vida de estos hombres y mujeres que ven cómo España ayuda a los refugiados de las acciones bélicas que sufre ahora Europa y se olvidan de ellos "nosotros también somos víctimas de la guerra. Ayudar a esos niños y mujeres de Yugoslavía que vienen a España porque su país está en guerra está muy bien, y nosotros lo sabemos. Sin embargo, nosotros somos españoles, estamos ya aquí y llevamos más de un año sin cobrar la pensión. Esto hay que solucionarlo. Es un deber político y moral del Gobierno español" comenta María Páramo secundada por sus compañeros de aventura.
"Los niños de la Guerra" son víctimas de una mala suerte histórica. Se fueron en 1937 para seis meses y se quedaron en la URSS más de cincuenta años, cuando pudieron volver estalló la II Guerra Mundial y fustró sus deseos; en el momento de regresar, los compromisos familiares y laborales adquiridos lo impidieron. Sólo quedaba esperar a la jubilación y volver a casa con la tranquilidad del trabajo terminado, pero entonces se hunde la Unión soviética, y con ella, su seguridad.
La desprotección es total. "Escribimos cerca de 500 cartas a varios organismos para explicar nuestro caso. La Asociación para la Defensa de los Derechos Humanos nos envió un formulario con varias situaciones y nos pedía que nos incluyéramos en alguna de ellas para poder darnos ayuda, pero nuestro caso no se reflejaba en ninguna de esas situaciones y por tanto no teníamos derecho a nada.