Cada uno tiene más o menos claras sus creencias. Esta opinión es una conversación con un amigo.
En una noche de insomnio recordaba a mi amigo Germán C. y las eternas charlas que sostuvimos durante veinte años. Nuestras conversaciones versaban sobre los temas más diversos pero teníamos como una compulsión extraña y llegábamos invariablemente al tema del MÁS ALLÁ. Yo lo tomaba del pelo cuando me preguntaba:
- ¿Hermano… qué habrá más allá?
- Pueblos, ríos, el mar… jajaja
- ¡No sea pendejo, quiero decir después de la muerte!
- Germancito, muérase y lo averigua
- Hable en serio de vez en cuando Desgar –así me llamaba- a veces me preocupa la vaina.
- Fresco, le contestaba, se va para el infierno y punto.
- Nooo, en serio, ¿Qué hay en el otro lado de la vida?
Entonces, empezábamos a lanzar hipótesis y especular con las diferentes posibilidades que resumíamos en tres:
- El premio o el castigo que se puede traducir en cielo y en infierno. Existen otras denominaciones pero para el caso es lo mismo.
- El eterno retorno, reencarnación si lo prefieren.
- No hay otra vida.
Para la primera posibilidad nos acogíamos a la tradición de tantas religiones que prometen el paraíso o amenazan con el infierno y de ahí salían tantas variables como pueden permitir las inquietudes de dos jóvenes con deseos de explicarse los misterios de acá y de allá. Nos metíamos en el infierno de Dante y en los castigos eternos y “Por Dios Santísimo que nos daba terror” pero, por otra parte pensábamos en el edén árabe repleto de hermosas huríes cariñosas por toda la eternidad, ¡qué revuelto tan tenaz!
- Así somos los seres humanos, decía Germán, pensamos en la otra vida como una continuación de esta...
- Sí, pero tenga en cuenta hermano que ese pensamiento es completamente material…
- ¡Qué, Desgar, no me vaya a salir con maricadas filosóficas! ¿No le parece chévere morirse y que cuatro o más nenas lo atiendan para siempre?
- Gordo, si hay otro mundo tiene que ser espiritual y, si eso es así, los placeres sensuales desaparecen.
- Mi hermano, usted se va a ir de patas pa´l infierno, para que no joda tanto.
Germán es un incrédulo ocasional. Depende del estado de ánimo en que se encuentre y las personas que esté frecuentando. De la Universidad Nacional le quedó el Materialismo Dialéctico, por lo menos eso dice y defiende a capa y espada el ateísmo. Yo vivo lleno de inquietudes y me acojo a lo que me da paz. Él es un excelente amigo y cada conversación me servía para ventilar mis propias dudas.
- Bueno, yo no creo que exista el infierno como nos lo enseñaron –comentaba yo- Para que exista un infierno como el que a usted lo asusta debe tener un espacio real y ese espacio no puede ser espiritual; y a mí me metieron en la cabeza un averno con fuego, olores nauseabundos y torturas espeluznantes pero, ante la imposibilidad de que exista también desaparece el dolor porque a un alma el fuego, el frío, las cadenas, los tridentes o cualquier otra sensación de malestar físico desaparecen. Para que me entienda: ¡no puede existir el dolor!, en ese tipo de infierno.
- No le entiendo un carajo.
- Mire gordo, a mi me metieron en la cabeza que los seres humanos somos cuerpo y alma. El cuerpo es músculo, sangre, sudor, pelos, mocos y todo lo que usted conoce…
- ¿Y, el alma”
- Me dijeron que era un ente inmaterial que Dios le infundía al cuerpo en el momento de nacer y que salía de él en el momento de la muerte.
- ¡Sí, eso me metieron en la cabeza a mí también!
- Mire Germán; hay la física y la metafísica.
- Desgar, yo soy matemático, así que no me hable de Física que de eso usted no sabe ni pío…
- Y la Metafísica está más allá de la materia, mejor dicho es el mundo de los espíritus…
- Jajaja, siga creyendo en pajaritos preñados. Pero, ¿sabe qué?, a la larga es cagada irse para el cielo…
- ¿Por qué, gordo?
- Imagínese, hermano, allá está su mamá, la mía y todas las viejitas rezanderas que las acompañan a misa… y todo el día usted y yo rezando sobre nubes de algodón, jajaja, no me lo imagino.
- Y las viejas beatas chismosas y los santurrones – agregué yo- y todos los santos y santas, no joda gordo, vayámonos para el infierno
- ¿Sabe que sí? Allá están todos los rumberos del mundo, las pecadoras, los gozadores, los epicúreos...
- Y los castigos, hermano, los castigos…
- Pero usted dice que no hay castigos…
- Castigos físicos, compadre; el mayor castigo, dicen los teólogos, que el infierno es la ausencia de Dios, como le parece.
- Entonces el cielo es la presencia de ese man ¿Estoy en lo cierto?
- Algo así, el asunto es más complejo y yo no soy teólogo.
- ¡Qué hijuemadre, yo pienso seguir pecando y cuando me vaya a morir me arrepiento y punto, directo para el cielo!
- El asunto no es tan fácil.
- ¿Por qué?
- El Karma
- ¿No joda, ahora con que me va a salir?
- Según las doctrinas que postulan la reencarnación los seres humanos estamos en un continuo evolucionar hacia la perfección espiritual.
- ¿Nooooooooooooooo, mi hermano, ahora si se volvió loco.
- Escúcheme Germancito, yo no afirmo nada. Sólo estoy diciéndole acerca de lo que he leído. Todo lo malo que se comete en contra de la naturaleza, de las leyes naturales y las contravenciones contra la razón acumulan un Karma que debe descargarse en vidas sucesivas.
- ¡No me joda!, ¿y lo que hago bueno se pierde?, las cachas.
- Para nada. Eso es Darma.
- ¿Qué?
- El contrapeso en la balanza. Todo en el mundo debe tener equilibrio. Lo que llamamos malo se equilibra con lo que llamamos bueno. Las acciones negativas (para no llamarlas malas) o Karma, se equilibran con las positivas o Darma y al desencarnar (la muerte física), nuestros Karma y Darma hacen que nuestra próxima reencarnación sea más agradable o penosa.
- Sabe qué, yo soy materialista… y punto.
- Bueno gordo, cada uno elige la opción que mejor le parezca. Le agradezco que, por lo menos esta vez, me haya escuchado. Según los postulados materialistas sólo existe la materia: Todo empieza y todo acaba y no hay ese MAS ALLA con nuestras madres en el cielo para recordarnos nuestros deberes; ni salseros en el infierno para alegrarnos la fiesta. Tampoco existe el renacer PARA EVOLUCIONAR ESPIRITUALMENTE. Nacemos, crecemos, algunos nos reproducimos, morimos y punto.
- Esa me parece más bacana.
Terminó Germán.
- Listo, entonces nos vemos mañana.
- Si, Desgar, pero mañana hablamos de fútbol que en eso si le gano.