La vida del venezolano, se destila en el asfalto de las ciudades esperando por la llegada de la gasolina para surtir los vehículos, largas son las colas interminables, los ánimos se caldean hora a hora, los que pueden la pagan en dolares( medio dolar ) al cambio no oficial y otros hacen la cola para comprar la subsidiada a 5000,00 bs. por litro, muchas son las veces que las estaciones de servicio permanecen cerradas por el agotado y tan deseado liquido, lo que conlleva a permanecer mas tiempo en las mismas. Dormir en la calle o madrugar a las 2:50 am para ser uno de los primeros en la linea, ya se esta haciendo parte de la rutina diaria del venezolano, es insano, es un mal no deseado que nos auto destruye; pasar mas de 12 horas sin comer o tomar liquido es toda una fatalidad. Ha esto se le suma muchas veces el trato inhumano de los agentes del orden publico que toman decisiones que rayan en el irrespeto de los derechos de los ciudadanos, algunas como: solo se abastecerá 200 vehículos y 50 motos. y muchos se la calan y no dicen nada por miedo a que los detengan o peor. El estado debe de entender que gran parte del país y sus ciudadanos viven del dia a día de sus vehículos y estos son los que mantienen la economía e intercambio de bienes y servicio en el país recorriendo las venas de cada ciudad y pueblos en el país, ¿como hace un productor para vender la leche, el queso y derivados sino tiene un vehículo, las verduras, legumbres y otros?
El país necesita estar constante movimiento para activar su economía productiva. Últimamente por la aparición del COVID19, los controles han ido mermando el mercado nacional con horarios que van de 7 am a 12 pm, ello ha ido paralizando todo y el producto interno bruto va en picada constante. Anillo a la medida del gobierno nacional.
El dolar ha ido escalando de 200 mil a 235 mil diario y la canasta alimentaria inalcanzable y para colmo de los males el salario en bolívares. 800 mil bs, mensuales un equivalente de 4,3 dolares mensuales la verdadera película de terror. Que dios nos agarre por confesado.