cada día el alma un poco más,
mas no mi risa y tu alegría
tu mano comienza a estar junto a la mía.
Tan fuertemente atadas
que hasta tu ángel se mofa de mí celosamente,
esta vez no me sueltes
empiezo a subir por tu escalada.
Anoche te tuve,
entre algodones y espacio de minutos que fueron años,
nuestros años y...
¡el viento gritándonos!.
cada día el alma un poco más,
en mi cara el brillo de toda mi vida
y la tuya en las páginas blancas de mis días.
¿Me miras?
y una gota cala hondamente en un alma,
querer volar y no poder...
poder volar y no saber...
Anoche te tuve, y...
la luna le enseñó la senda a mi alma,
que bendición para nuestros caminos,
¡cuántos años perdidos!.
Y que busco en la lejanía del primer invierno
el calor de esa mano que ya no conservo,
que se me muere el alma
por que el alma quiere abandonar el cuerpo.