Hijo mío, no te has ido
Dejaste el cuerpo físico
Y volaste en espíritu
A un lugar hermoso
Sin penas ni sufrimientos.
Fuiste un ser de luz
Que sembraste bondad,
Amistad y conocimientos,
No has fallecido
Porque tu recuerdo ´perdura
En la familia, los amigos,
Los alumnos y el mundo.
Recorriste muchos países
Dejando tu ciencia
Y el amor por todos
Los seres vivos.
Sigues viviendo en lo que amabas,
Tu familia toda,
Los animales y las plantas
De tu pequeña finca,
La quebrada cantarina.
El sonido del viento y el brillo nocturno
De la luna y las estrellas.
En toda la naturaleza está tu voz
Y en el corazón de todos
Los que te amaron y te aman.
Fuiste un ser de luz en vida,
Un ángel terrenal
Y lo sigues siendo donde estés.
Te amaremos siempre
Hasta el día de nuestra partida.
Edgar Tarazona Angel con un gran dolor.