De a sorbos de a sorbitos...
de a sorbos no muy prolongados solo sorbos...
y dejarme de esa fábula de comer carne y sangre cada noche...cada mañana.
Debo beber como se bebe de los bebederos de las plazas, de lezama...ni muy tímido ni convencido, solo sediento de beber y que desaparezca en mi esa sensación de desierto urbano...de alquitrán humeante...de arena de verano.
Debo beberlo, solo beberlo en el caso que mi cantimplora se agote y me encuentre en el sur y ese líquido fluorescente infunda respeto...digamos respeto, aunque sea palabra de jueces...o que por casualidad su sinónimo justicia haga alardes de poeta...en fin...no mas de dos a tres litros por día, como en la publicidad...pero con mi cuerpo que también tiene minerales...(no saben cuantos)...y montañas...(no saben como)...
a la mañana en ayunas, en el almuerzo después de sobremesa, y en la cena...mejor después de la cena...
Y al otro día desde hace dos días, se repite la beba y los sorbitos.