Despierta y no sabe dónde está.
despierta y su cabeza retumba sin cesar,
despierta y maldice nuevamente al mundo,
quizás no quería despierto estar.
Al espejo se mira y se ve igual,
no hay marcas,
solo su cabeza a punto de estallar.
noveno intento y por lo visto no fue el último,
ocho intentos atrás y el deseo sigue siendo el mismo,
un intento más y sólo Dios lo puede saber,
el método Edison y nueve formas en las que no ha de perecer.
Nadie sabe cuál es su congoja,
ni lo que en su corazón aloja,
quizás el amor de una mujer
o la vida de un ser querido a quien vio perder.
La soledad es enemiga del descorazonado
convierte cada recuerdo en filoso dardo
que con atino se clava en el pecho
y el deseo de morir se convierte en un hecho.
Pero no todos estamos dispuestos a morir
ni mucho menos podemos la hora elegir
pues para quien deja de amar nada ha cambiado
y todo ya está muerto para quien ya no es amado...
Y ahora que no quiere vivir ya no puede morir...
Despierta y no quiere saber dónde está.