El rico deseo transformado en vaivén,
el rítmico golpe marcando el compás,
se inhala y se exhala con urgencia y altivez,
sensaciones sublimes se escapan por la piel.
Ardoroso cosquilleo que quiere ser inmortal,
chorros de adrenalina como arroyo sin control
rigen al instinto esclavizando la razón;
solo es “conquista y placer”.
Efectos en cascada y sensaciones esparcidas,
en ríos de frenética energía,
furiosas hormonas en torrente
enardecen el ánimo y lo enloquecen.
La vida se desparrama en voluptuosos minutos,
atomizándose en eróticos segundos
en un tiempo longevo y primaveral.
Delirante entrega y agotador desenlace
que retrocede y atrapa el umbral
que avanza y libera el final.