El fantasma del recuerdo
atenaza mi espíritu,
impidiendo resistirme
al influjo de su dominio
y rehacer mi vida.
La ansiedad se asienta en mi cuerpo.
¡No quiero pensar!
pero mi corazón acongojado,
necesita hablar.
La nostalgia del amor
castiga mi alma y mi cuerpo.
Aún siento su cuerpo caliente junto al mío,
pero me desvelo pensando
en lo que tenía que ser,
y no es.
¡Quisiera gritar que lo deseo!
¡Que oyera que lo quiero!
Pero mi voz se apaga,
y sufro y siento un profundo vacío.
Más me alejo, sin saberlo
y él desaparece suavemente,
como un fantasma en mi vida;
como tantos otros que intentaron
sin conseguirlo,
dejar su huella en mí.