Enredadera de la vida,
quebradizo corazón mortal.
Mi dolor interno inigualable
a ningún otro corpóreo,
me atraviesa impunemente,
lacerándome mortalmente
con odio avasallador.
Y yo herida, hundida,
me escondo en lo más recóndito,
sumergiéndome en un sueño olvidadizo
que me ayude a volar,
como mariposa creadora de sueños.