después de una noche de olas de sudor;
nuestras almas aún entrelazadas,
estas dispuesta a separar.
El espejo junto a la ventana,
te muestra las secuelas de mi recorrido;
mientras yo contemplo en silencio,
la perfección que acabo de devorar.
Decides en un instante
obsequiarme más de tu belleza,
sin saber siquiera
que tu decisión mis ojos derretirá.
para ofrecérselo a tu piel;
mientras frente a un espejo,
festejas tu paso de niña a mujer.
Un nuevo visitante,
ayuda inconciente en tu transformación;
es el sol en tu cabello,
cosiendo perfectos hilos de oro y carbón.
El rojo vivo de los cardenales,
se confunde en las curvas de tus labios;
que al ser mordidos por mis sueños,
extraen de ellos su dulce sabor.
Regresas lentamente a mi lado,
convertida en una nueva diosa;
yo te sigo impresionado,
suplicando otro momento de pasión.