De repente te topas con alguien que te hace quitarte los tacones para no dejar de bailar, que te hace despeinarte y ver la esencia de tu belleza, esa que nunca encontraste. Que te hace gritar a los cuatro vientos la ilusión por vivir, esa que creías pérdida. Y sin darte cuenta en un suspiro muestra que la tormenta y la calma van de la mano. Que nada es eterno, ya lo sabías, pero te dicen que todo puede serlo, te muestran que vivir de los recuerdos no es malo, pero no esperar a revivirlos aún es mejor.
Que eres arte hasta en las noches en vela, sin efectos especiales, tal cual brillen tus ojos, con más o menos ojeras. Y donde lo más monótono empieza a tener su magia, porque te contagian la destreza de ponerle un poco de chispa a todo lo que hagas.
Que no pare este baile, y siga vibrando este suelo, hagamos de esta noche, una noche eterna.
Que en tacones deslumbras está claro, pero sin ellos eres puro arte.