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3 TRISTES TIGRES

CAPITULO I
(EN EL FUTURO)

*Alberto (alias Tico)


Ahora somos eso, seres tristes, poniéndonos viejos, separados, no he vuelto a hablar con las muchachas, Carola sigue trabajando en el bufete, y Daniela sigue con su taller y su galería en Valencia, me hacen falta, mucha falta, igualmente si volvieran ya no seria lo mismo, con 10 años más, con muchos kilos más, con toneladas de nuevos complejos y preocupaciones, quien iba a pensarlo, Alberto, ya tienes 32, Alberto tienes una esposa, Alberto, Alberto, Albertico........


Nuestro amigo sigue sentado dentro de su carro en el estacionamiento del edificio, pensando en como pasa el tiempo y los sucesos en él, como las notas que deja su esposa pegadas a la nevera con pequeños imanes de frutas, Alberto se da cuenta que el tiempo pasa, y que hay tantas cosas que hacer, y que su vida presente y futura se perfilan como caminos llenos de responsabilidades, preocupaciones, compromisos, donde se van apilando capas de grasa, en lo que antes era piel, músculo, hueso, como por cada cero en la cuenta bancaria, se va cayendo un centímetro cuadrado de cabello, como tenia que estrechar manos que no quería, sentarse frente a una computadora a administrar, a relacionar, en vez de escribir sus cuentos, definitivamente eso de Hacerse hombre, de ser un adulto con responsabilidades (verdaderas responsabilidades, casa, hijos y así hasta el infinito) no le parecía divertido, en lo más mínimo, ¿qué ha pasado con el Alberto trasnochador, "party Animal", "calavera", de La Católica? Pensaba sacando el reproductor digital último modelo del carro último modelo, cerrando la bóveda, y activando toda la serie de dispositivos necesarios, para poder tener un vehículo en Caracas, la metrópoli más peligrosa en el año 2010, Alberto triste, activa la alarma del ultimo Corolla modelo 2010 svx de Toyota, donde la comodidad, es de los más capaces.


Enciende un cigarrillo y camina descorazonado al ascensor.........

 

*Daniela (alias Flaca)

Daniela se despierta, luego de una noche de farra con una terrible jaqueca, el sabor de vodka Absolut, aun en la boca, lo normal es una mañana tranquila luego de una fiesta cosaca con vodka, pero este No es el caso de Daniela, que lo toma en grandes cantidades cuando se siente deprimida, (casi todos los días) enciende un cigarrillo y trata de no pensar en nada, imposible, siempre vuelve el mismo sueño, frunce el ceño al recordarlo, se viste con una de sus coloridas y largas faldas hindú, y se pone su franela de Cardenales de Lara, que esta ya a punto de romperse, camina descalza hasta la sala y comienza a buscar el teléfono inalámbrico por toda la sala, busca debajo del sofá, debajo de la Mesita para el periódico, nada, aun no puede encontrarlo, busca mas a la izquierda en los cojines del rincón ¡Bingo! hace una mueca de triunfo y marca un número, espera un tono, dos tonos............

-¿Aló?-- contesta Fabiola, aun con voz pastosa de sueño, una de las amigas de la universidad, estudió con ella en Caracas, pero se regresó a valencia, siempre habían sido muy amigas, eran compañeras de tragos y compartían uno que otro secreto.

-¿Aló RCTV? –Las dos ríen-- Mija, tan tarde y tú durmiendo, tengo que contarte, he estado teniendo un sueño loquísimo, súper loco, demasiado extraño—cuenta Daniela hablando muy rápido, haciendo un mohín, y jugando con su rizado cabello.

-¡Flaca! ¡Chama ya va! Habla más lento mira que son las 11 de la madrugada y no me he terminado de despertar—dice Fabiola estirando el brazo derecho, tratando de despabilarse--¿cómo es la cosa? Un sueño, ok, ya la agarré, es raro, perfecto, cuéntame pues, otra loquera de esas tuyas—preparándose psicológicamente, para escuchar una de las buenas de su amiga.

-¿Te acuerdas del exprimidor que había en el apartamento, sabes en el que vivía en Caracas con Tico y Carola?—Dice Daniela aun jugando con su cabello.

- Ay, ya tu vas a comenzar otra vez, llevas una semana en eso de puro hablar de ese sueño muchacha, además hasta cuando te digo que no me acuerdo del fulano exprimidor ese—se queja Fabiola, recordando lo mal que la pasaba las pocas veces que iba a visitar a Daniela, recordando los juegos psicológicos que le hacían y como se burlaban de ella porque no entendía sus chistes, ni sus profundas conversaciones de ¿qué harías sí ......?


-Sí fabi, si, porque me estoy preocupando, siempre lo mismo, como si volviera al apartamento, y está igual como era antes, bueno como lo teníamos—ríe entre picara y avergonzada, mientras al otro lado de la línea Fabiola arquea una ceja con expresión de fastidio—y estoy ahí pero como estoy ahora, o sea la Daniela de hoy, con treinta y un años, y todo me parece como si fuese ayer, es real, los colores, los olores, como cuando un sitio brilla ¿sabes?


-¿Qué incoherencia es esa amiga? ¿Estas bebiendo?, todavía es muy temprano—suelta Fabiola en tono burlón—mira que tu tienes una entrevista, no puedes llegar prendida.


-Chica que es en serio—dice ya con tono molesto Daniela—sigo con el cuento, estoy ahí y me siento súper cómoda, súper feliz, como si nunca me hubiese ido, entonces agarro unos limones de una cesta, los pico y escucho sonidos como de llanto, como sollozos, y en el sueño me imagino que son las niñitas del piso de abajo, no le paro y comienzo a exprimir los limones, cuando de repente, el jugo, la limonada, lo que le sale del limón chama, me dice como llorando y después gritando en un tubo, ¡No te vayas! ¡No me mates!, El líquido que sale del limón me grita eso, mientras sale de la fruta, De repente se abre una puerta, después hay como unas luces y ahí están los dos chama, Tico y Caro riéndose, y está todo lleno de sangre, sobre ellos y en las paredes, chama es muy horrible, toda angustiada, les pregunto que pasa, y cuando me van a decir, me despierto, de verdad no se que hacer chama—dice triste, intrigada Daniela.


-Mira, lo mejor para ti es que veas un psicólogo..............


-Bueno--ya cansada de que nadie comprenda su sueño—te dejo me voy a duchar para ir a la conferencia esa, chao Fabi.


-Chau.


Daniela está cansada, se desviste y va al baño, abre la llave del agua caliente, y se relaja, a mí lo que me hace falta es un novio, piensa, no un novio no, un compañero, que me comprenda y me respete, ahora por fin cuando puedo mantenerme, que no necesito un hombre que me arregle la vida, ahora si siento la soledad. Ok tengo este apartamentote, y puedo ir a rumbear cuando quiera, pero ya no hay nadie de mis tiempos, unos que otros pegados en la nota, igual se ven súper ridículos, nunca fueron farándula, a mi, a mi me ven como la adulta contemporánea rumbera que no halla en que botar la plata, es súper extraño, matarte tanto para "lograrlo", Ser una artista reconocida, que se vendan tus cuadros, refinar tus técnicas; Para al final, pensar: ¿y mis ganas?, ¿y mi rebeldía?, ¿mi inocencia?, bueno para que engañarme, mi juventud, me dicen que estoy igual pero no me siento así, ningún hombre se me acerca, es eso............



 

Carola (Alias La Caty)

Se despierta, muy despacio la conciencia al acecho se agazapa en su mente para sacar al sueño de su cabeza, abre los ojos y mira al techo aun desorientada, y con un respingo recuerda la noche anterior. Alfredo diciéndole todo lo que la ama, que ya están preparados y estables para dar el gran paso, acariciando su mano nerviosa, con esa mirada de papá responsable, que todo lo arregla, con su voz comprensiva, él estaba bien, la ayudaba, la comprendía, hacían bien el amor, bueno por lo menos se sentía segura, y que no la estaban utilizando, él de verdad la quería, la necesitaba, con una sonrisa de labios(de flojera), piensa: me protege, es muy inteligente, es bueno, eso es Lo que me asusta, que él vale la pena, me está dando la oportunidad de cambiar, de olvidarme del miedo, de lo que pasó. ¿Será él la oportunidad de aprender?, ¿De curarme?, ¿De cerrar ese ciclo?, No sé, que más podía decirle, sino que lo pensaría.


Mientras así pensaba, sonó el despertador como siempre, cinco minutos después de que ella se despertara, eso nunca cambiaba, en los quince años que llevaba en Caracas, nunca había perdido la carrera con ese reloj, lentamente se prepara para bañarse, cerrándose la bata va a la cocina a prepararse un café, cuando recuerda que tiene que hacer ayunas, va a bañarse directamente, para luego ir al trabajo.


Mientras va en el carro, enciende un cigarrillo al llegar al semáforo de la Av. Francisco de Miranda, y tararea una canción de Eros Ramazotti, piensa aburrida en las horas que va a pasar esa tarde en el bufete, y piensa ansiosa en el almuerzo, el banquete que se va a dar en el restaurante, bueno, piensa apurada, primero tengo que salir de esta cita, ya planeando que va a hacer este fin de semana con Alfredo, bueno, eso no valía de mucho porque esa misma noche estaría muerta.


 

CAPITULO II
(EN EL SUPER PASADO)

BARQUISIMETO 1990

Daniela se sentía, extraña en el nuevo colegio, era muy bonito, mucho más grande que el colegio anterior, tenia muchos jardines y los salones eran grandes, con aire acondicionado y con grandes ventanas que dejaban ver el paisaje, muy distinto al otro que era una casa remodelada, aquí se podía correr, bueno aunque ya estaba en primer año de bachillerato, no podía comportarse como en primaria, sus nuevos compañeros le parecían agradables aunque a veces burlones, ella se daba cuenta de que se reían de sus piernas flacas, como nada es perfecto; ahí no se podía usar pantalón como en el otro colegio.


Carola está sentada al lado de Daniela, la nueva, el colegio es su territorio, conoce a todos y todas, ha estado ahí desde el kinder, se comporta siempre con donaire ante las otras niñas de su grupo e impone su opinión siempre, es altiva como sus incipientes senos de adolescente, a ella le agrada Daniela, se ve silenciosa, seguro no se siente en confianza, pero siente algo en común con ella, esa rebeldía, esa malicia, lógicamente no podía admitirlo, so pena de perder prestigio en su grupo, quería ver de que estaba hecha la muchacha nueva, y si era buena para entrar al club.


CARACAS 1990

Alberto era el matón de sexto grado en su colegio, (el único que había aceptado a un alumno problema, repitiendo por segunda vez) era dos años mayor que sus compañeros, e imponía la ley de la violencia, a golpes y patadas Lo tomaba todo, meriendas, cigarrillos, golosinas, hasta los cromos de los álbumes de fútbol y de béisbol, eso era en el colegio, en su casa nunca estaba, desde que su mamá se había casado de nuevo, prefería estar en la calle con otros muchachos de su edad, una banda que en promedio no pasaba los quince años de edad, robaban radios de carros en su urbanización, andaban en patinetas, iniciaban trifulcas en las fiestas y verbenas, eran una mezcla de adrenalina y testosterona muy difícil de Controlar para sus padres, Preocupados Por seguir manteniéndose en la clase media (o por lo menos aparentarlo).


Muchas cosas cambiaron ese año para Alberto, ese año fue cambiado a mitad del año escolar a un liceo militar, allí no aprendió mas de lo que se veía en Caracas, fueron años difíciles en el liceo militar, al menos logró graduarse de bachiller, y pudo entrar a la Universidad. Comprometiéndose con su madre a no vivir con ella, mientras ella cancelara la matrícula universitaria, y con su padre a no volver a visitarlo, mientras le pagara un sitio donde vivir; Al final su padre le prestó un apartamento que usaba como casa de soltero; ya para esta época Alberto sabia que no quería estudiar una carrera universitaria, él quería viajar, ser un artista, tal vez formar un grupo de rock, hacer algo distinto, romper el molde, su único problema era que no tenia dinero para hacerlo, una de las pocas cosas que le alegraba era el hecho de poder finalmente vivir solo, sin tener que soportar a otras personas, era un paria y lo sabia, y tenia la certeza de que en algún momento de su vida iba a lograr todas las cosas que quería. Mientras tanto aprovecharía su mes de vacaciones, en su nuevo hogar, en su nuevo cuarto para el solo, ya había pasado el tiempo de dormir con su hermana menor en el cuarto en su antigua casa, o con veinte muchachos mas en una habitación de internado; eso era vida, el solo con sus cigarrillos, sus libros y su televisión, lejos de todo, de ese maldito liceo. En la universidad seria diferente, La Católica (pensaba emocionado), una de las mejores Universidades del país, muchachas hermosas, y fiestas de verdad, no esas escapadas a discotecas, o a fiestas de niñas ricas, ahora comenzaba la vida.


CAPITULO III
(EN EL FUTURO)

LA LLAMADA

--Hola mi amor. Vengo cansadísimo, prepárame un té de canela y limón por favor, con bastante azúcar—suspira cansado Alberto, ya en mangas de camisa sentándose en el sofá, soltándose la corbata, dejando ir la cabeza hacia atrás tratando de olvidar las presiones del día.


Mariana le trae el té a Alberto, le da un beso, y le acaricia el pelo, tratando de reconfortarlo, le pregunta:


--¿Cómo te fue?


--Estuvo bien, pero agotador.


--Bueno ya nos vamos a descansar, yo también estoy agotada, ¡Ah! Se me había olvidado—dándose una palmadita en la frente— te llamaron de Barquisimeto, un tal Carlos, que estudió contigo o algo así, en la mesita del teléfono está el número, dijo que era urgente, que lo llamaras—diciendo la ultima frase con tono de preocupación y a la vez curiosidad.


--¿Carlos?, ¿Carlos?, Será él de la universidad, ¿el pigmeo? -- trata de recordar, claro, era el ex novio de Carola, el que había regresado a Barquisimeto--¿qué hará ese llamando?— Murmura, dirigiéndose hacia donde está el teléfono.


Marca el número, espera, le atiende una voz de hombre, aterrada, que entre sollozos le dice que pasó algo horrible, que Carola, entre gimoteos dijo, se había suicidado esa misma noche, se quedó un momento pasmado, palideciendo, aun sin asimilar lo que había oído, una piedra así no toca fondo tan rápido, cuelga el teléfono sin darse cuenta, y da dos pasos confundido, piensa, ¡que bolas!, ¡Carola no!, ¡Que bolas!, ¡Eso no pana!, ¡Eso no!.


--¿Que pasó Alberto? ¿Algo malo?—Pregunta, ya preocupada Mariana, ante un Alberto turbio y distante, Mariana nunca olvidaría esos días, en ese momento estuvo tan distante, que ya no estaba a kilómetros de ahí, estaba a meses, a siglos.


--No te puedo explicar, es horrible, tengo que salir, necesito aire, chao, chao tengo que salir—dijo Alberto desde la lejanía, con un hilo de voz, tomando las llaves de su carro y su teléfono celular.


No sabe cuanto tiempo ha estado dando vueltas por la ciudad, no siente miedo, no siente frío, sólo recuerda haber ido a una estación de servicio PDV, sale del carro en una nube brumosa y pegajosa, compra en la taquilla un paquete de cigarrillos, y se toma un café, que le acrecienta la acidez estomacal, no puede pensar, ya está de nuevo conduciendo, trata de concentrarse y de obligarse a sí mismo a pensar, a calmarse, ok ¿y ahora qué hago pana? Piensa desorientado, ¡ya sé!, y golpea el volante, llamo de nuevo al pigmeo, le pregunto dónde la tienen, donde es el funeral y todo eso, para poder ir a despedir a mi Caty; después que llame al tipo ese, voy al primer bar que encuentre a emborracharme por mi caty, mi niña, todavía no lo creo, es imposible. Necesito estar borracho, quiero calmarme, bueno, igual no creo que pueda dormir esta noche.

 



ABSOLUT FLACA

Ese mismo día, casi a las siete de la noche, Daniela se encuentra con unos amigos artistas plásticos también, que la invitan a tomar unos tragos en la tasca de siempre, es un poco más de lo mismo, pero estar deprimida era para ella el pan de cada día, y esa rutina no le quitaba la tristeza, pero al menos la dejaba dormir unas horas, entre carcajadas con sus amigos le pide el trago de siempre al barman, y se dedica lentamente a emborracharse como todos los días, día a día; ese día había sido extraño, apenas dio un paso fuera de su casa, sintió un peso tremendo sobre sus hombros, y un peso en él estomago, así como cuando tenia prueba de reparación en el colegio, sentía su piel erizarse ante cualquier sonido, en un comienzo pensó que era la resaca de la noche anterior, ahora lo dudaba, la resaca no causa taquicardias, ni respingos repentinos, ni escalofríos, como si la muerte se frotara contra su cuerpo, ronroneándole un nombre, su nombre quizás, esbozó una sonrisa burlona, y dejo de pensar en el tema para dedicarse a lo que en realidad había ido, a tomarse unos tragos y pasarla bien, mientras tanto y durante toda la tarde, su contestadora recibe inútil, uno tras otro los mensajes de Carola, Llorando, disculpándose y dejando su número de teléfono de Caracas, Daniela llegaría unas horas después, envuelta en la soporífera marea alcohólica que le servia de cobija cada noche, e iría directo a la cama a dormir en posición fetal, como siempre, hasta las once de la mañana (eso es lo que ella cree).



 

CAPITULO IV
(EN EL PRESENTE)


ENCUENTRO

Alberto, Daniela y Carola, se conocieron en una de las tantas fiestas de los estudiantes de la Católica, fiestas en donde todo podía ocurrir, Alberto estudiaba relaciones industriales, y era un asistente asiduo a estas fiestas, así como era asiduo a todo tipo de bebidas alcohólicas, a muchachas inteligentes libre pensadoras, y muy en especial a la marihuana, Daniela y Carola tenían casi tres años viviendo en Caracas, eran amigas desde el colegio, y en Caracas por supuesto eran las mejores amigas, Daniela estudiaba arte en la Universidad Central, y Carola estudiaba derecho en la Católica, asistían poco a estas fiestas, porque por lo general tenían novios de mentalidad tradicional, quienes se negaban rotundamente a asistir a este tipo de fiestas; el día del encuentro, Daniela y Carola querían hacer algo diferente, "portarse mal" decían haciendo mohines y riendo maliciosamente, en ese momento cruzan miradas con Alberto, conexión inmediata, él las miró y les preguntó si eran de Caracas, donde estudiaban y todo el flirteo correspondiente a la situación, risas, Carola y Alberto estudian en la misma Universidad y nunca se han visto, Daniela cree haber visto a Alberto en el metro, el lo niega diciendo que nunca sale de su casa sino es para comprar drogas, carcajadas nerviosas en las muchachas, Alberto se cohíbe un poco, carcajadas (ahora si, divertidas) de las muchachas, ¿qué esperas para invitarnos pues?—Dicen a coro las dos—ese día entre carcajadas y humo se contaron sus vidas, prometieron volver a verse y ser amigos por siempre (más carcajadas), antes de irse Alberto les dejó su número de teléfono, en caso de que necesitaran alguna ayuda.

 


TRINITROTOLUENO

Al finalizar el tercer año de la universidad, el panorama se hace cada vez más incierto para Alberto, sus inquilinos no quieren renovar contrato para el próximo año, por un lado son buenas noticias, va a volver a vivir solo, no tendrá que escuchar las boberías que dice un niñito de 18 años hijo de ganadero que quiere aprender en la gran ciudad, ni escuchar las quejas de un maniático de la limpieza, que quiere que el apartamento huela a clínica para millonarios. La noticia mala seria que ya no tendría ingresos para mantenerse, a menos que se disculpara con su papá por destrozarle el carro, alternativa prácticamente imposible, si se toma en cuenta que no hablaba con su padre en casi tres años, en realidad, la noticia no era mala, era más allá de pésima.


Para Carola y Daniela, la vida tampoco era color rosa, Carola fue diplomáticamente echada a la calle por la señora encargada de su residencia estudiantil sin justificación aparente, al mismo tiempo, Daniela se retira de donde alquilaba una habitación cerca de la Universidad Central, cansada de que el esposo de la dueña le hiciese comentarios subidos de tono, y no dejara de mirarla a cada momento que estaba en la casa, Carola y Daniela se deciden a vivir juntas, lo cual considerando los hechos, era una muy buena decisión, ahora tenían un problema secundario, ¿en dónde iban a vivir?, Hurgaron en todos los rincones de los avisos clasificados de todos los periódicos, hicieron miles de llamadas y centenares de visitas a sitios que no les gustaron, hablaron con todas las personas del interior que tuviesen la posibilidad de ayudar, Alberto fue una opción, pero lo dejaron de último, una cosa era divertirse en una fiesta salvaje con él y otra muy distinta era vivir con él, a pesar de todo, ellas eran unas niñas bien.


Al final no tenían otra alternativa, llamaron a Alberto, tuvieron que aguantar su carcajada y explicarle que era lo que querían, él aceptó hablar al respecto, les explicó los términos del contrato, sus derechos y deberes en caso de ser aceptadas, y les dio la dirección, hora y fecha para que vinieran a conocer el apartamento. Por suerte el apartamento resultó ser ideal para las muchachas, aunque un poco peculiar, por las pinturas en las paredes, y la iluminación, de resto era espacioso y cómodo, además, Alberto no era tan desequilibrado como parecía, tomando en cuenta que era la única opción que tenían, Carola y Daniela estaban dispuestas por lo menos a intentarlo.


 


TRES ALREVES (DIARIO DE CAROLA)

Todavía no se como llegué aquí, ya tengo tres meses viviendo aquí, ahora estoy bien, al comienzo fue muy confuso, la señora Sonia botándome, sin darme razones y sin devolverme la plata del deposito, yo sin saber donde ir. Menos mal que Daniela estuvo ahí, sino no sé que hubiese pasado, ella fue la de la idea de venir aquí, aunque bueno ya no quedaban más opciones, la verdad yo le tenia miedo a Alberto, quien iba a pensar que las cosas iban a cambiar tanto, quien nos viera ahora, en serio que el tipo nos salvó, nos cobra súper barato, y no nos anda averiguando la vida, además no fuma tanta marihuana como creíamos, un tabaco a la semana, se la pasa encerrado en su cuarto, y cuando sale todo drogado se ve comiquísimo, yo creo que es hasta un poco interesante y todo, pero no, eso seria una locura, además si el tipo se vuelve loco, podemos salir botadas de aquí y después ¿donde Conseguimos Un sitio tan barato y donde podamos hacer lo que queramos?, Mejor me quedo tranquila.


6 MESES ES MUCHO TIEMPO (NOTAS DE DANIELA)

Quien iba a pensarlo, ya llevamos seis meses aquí y somos como hermanas de este tipo, la relación es full adulta y todo, él se consigue una tipa por ahí y se la trae, nosotras tranquilas, eso si todo en los cuartos y con la puerta cerrada, respetando los espacios comunes, lo mismo para nosotras, si tenemos novio lo podemos traer sin problemas, en realidad Alberto es súper pana, lo que pasa es que se las da de malo. Ha cambiado mucho, nos espera para cenar y cocinamos los tres juntos. Los jueves compramos unas cervezas y hablamos hasta tarde de todo, de nuestros padres, de la universidad, de la gente con que sales (aunque ya no salimos tanto) de las vainas locas que se ven en Caracas. Alberto es súper cómico, es full respetuoso con nosotras pero cuando se rasca, siempre dice:


"la vida es color rosa, pero color rosa opaco"


Con esta frase lapidaria, comenzaba a hablar de la vida, mientras buscaba otra ronda de cervezas en el congelador, hablaba sobre la vida, cómo los seres humanos tenemos un plan para la vida, tenemos todo bien dispuesto y arreglado, sin descuidar ningún detalle, y de repente, zas, por decisión de algún dios burlón, o un destino escrito con horrores ortográficos (esto lo decía con cara de maestra regañona de primaria, mientras Carola y yo nos hacíamos pipí de la risa) terminábamos siempre en las situaciones más inverosímiles, más tristes, más dolorosas, en esa parte comenzaba a hablar de su familia, decía (rogaba casi) que nos fijáramos en lo que le había pasado a él, que él nunca planeó que todo sucediese así, y que no estaba de acuerdo con esa situación, en ese Momento callaba, encendía pensativo un cigarrillo, mientras nosotras nos mirábamos indecisas, tratando de asimilar todo el discurso, cuando de repente le brillaban los ojos y decía:


"eso no importa muchachas, lo que deberíamos hacer un día de estos es bebernos una botella de güisqui, fumarnos un tabaco de marihuana y fornicar los tres toda la noche"


Esta ultima parte la dice con cara solemne y muy seria, hasta que no puede aguantar la tentación y comienza a reírse con nosotras.


LA VIDA ES COLOR ROSA... (DIARIO DE DANIELA)


El día que Carola terminó con Carlos el pigmeo, todo comenzó, todavía no sé si era el comienzo del fin, o era el comienzo de la madurez, del endurecimiento del alma, no sé si era hora de darle la bienvenida al cinismo a nuestras vidas, bueno, me remito a los hechos, ese día llegó Carola llorando, porque había terminado con Carlos. Finalmente, después de largas noches en las que Alberto y yo le tratábamos de explicar que el tipo era un energúmeno, que no la merecía, que no podía seguir con un tipo que la tratara así. Le contamos chistes, Alberto comenzó a decir sus incoherencias, con un resultado nulo, igualmente seguía llorando, Alberto le preguntó si quería beber hasta la inconsciencia, ella le dijo que si, no sé de donde pero a los cinco minutos Alberto salía de su cuarto con una botella de güisqui, Yo lo miré con cara de ¿de donde sacaste eso? Mientras abrazaba a Carola y él me respondió con una mirada que significaba "después te explico". Comenzamos a beber, Tico y yo cervezas, mientras Caty se tomaba el güisqui como si fuese agua, un rato después los tres cantábamos canciones de despecho, y todas las terminábamos maldiciendo al ex novio por supuesto, Carola y yo insistíamos en que los hombres no servían para nada, a excepción de Alberto, todavía me acuerdo de la carita de bebe que ponía cuando brindábamos así, ya para ese momento los tres estábamos bastante borrachos, Alberto de repente se va a su cuarto, y vuelve con un paquetico, ya nosotras sabemos qué es, él nos pide disculpas y dice que Tiene muchas ganas, nosotras le decimos que no hay problema. Fumamos un poco de hierba, y todo se hizo más confuso, seguimos bebiendo y seguimos cantando Los tres abrazados, siento como los tres nos vamos deslizando, como Alberto me toca y no me molesta, como yo toco a Carola y ella nos devuelve la caricia, como nos fuimos fundiendo poco a poco.


Irónicamente había pasado, todo como dijo Alberto, yo creo que si lo hubiésemos planeado no habría salido mejor, desde esa vez hace unas semanas, ha seguido pasando, es extraño porque sucede entre los tres, es la magia del triángulo, nunca pasa entre Alberto y yo, o Alberto y Carola, o Carola y yo, es la química de los tres, con Alberto se siente bien, superó mis expectativas, con Carola es diferente, es tan inocente, tan tierna, es una especie de hermana menor, a veces siento que debo protegerla; Aunque a veces también la odio, creo que le cuesta admitir que esto está pasando, no se siente tranquila con su conciencia, ella fue criada de otro modo, con temor a lo nuevo, ya la vida no es tan color de rosa para ella, eso no es mi culpa yo tengo suficiente con mis problemas, como para ahora tener que cargar con los de ella, además ya falta poco para terminar la universidad y tengo que guardar mis ultimas energías, discúlpame diario por estar tan triste y sarcástica.



 

CAPITULO V
(EN EL FUTURO)

 FUNERAL

Alberto llega a su casa de madrugada, sólo queriendo dormir, sólo sabiendo que debe estar en el cementerio del este a las dos de la tarde, está tan borracho que no le importa faltar al trabajo, se acuesta en el sofá para no incomodar aun más a Mariana, y piensa que más tarde seguirá siendo el día más largo de su vida.


SUEÑO

Ahí está de nuevo como en casa, otra vez en el apartamento de Alberto, el famoso 9-D, está en la cocina otra vez, se siente tan confortable, como si nunca hubiese salido de ahí, tiene sed, ve que hay limones en la cesta (son los limones de Alberto), agarra cuatro de ellos y los va picando, escucha algo parecido a gritos de niños, en el sueño ella piensa que son las niñas del piso de abajo, que gritan mientras el papá les pega, pero en su exterior(en su conciencia, su ser despierto) sabe que algo más profundo está pasando, cuando comienza a exprimir los limones comienza a escuchar de nuevo el ruego, los gritos, en el sueño está asustada, pero en el exterior espera a que llegue el momento de saber como termina todo aquello, escucha como se abre la puerta, vienen las luces cegadoras, y ahí están ellos Tico y Carola, los dos llenos de sangre, Tico está asustado y no puede hablar, Carola simplemente la mira, Daniela está muy asustada y comienza a gritar, preguntándole a ellos que está pasando y observando los colores oscuros de la sangre dispersos por todo lo que fue su hogar y guarida, luego de la confusión, la imagen de Tico se aleja llorando y se acerca Carola como flotando sin tocar el suelo, sonríe y le dice:


"la vida es color rosa, pero color rosa opaco"


Comenzó a gritar y se despertó como a las seis media de la mañana, con taquicardia y bañada en sudor frío, intentó encender un cigarrillo pero el temblor de sus manos no se lo permitió, nauseas, corrió al baño a vomitar, y de inmediato se bañó, fue a revisar los mensajes en su contestadora, uno, dos, todos los mensajes son de Carola, ahora está confundida, desde que pasó lo que pasó, Carola la odiaba, ¿qué hacia dejando hasta su número de teléfono?, ¿Porqué pedía disculpas?, ¿Porqué lloraba?, Algo grave debe haber pasado pensó, seguro que fue Alberto.


CEMENTERIO DE ANIMALES

Ahí están los dos, mirándose con los ojos enrojecidos, él está más gordo, con entradas, el resto es igual, fumando un cigarrillo tras otro, ella está igual de flaca, el cabello más largo y brillante, está más bonita, pero sus ojeras están más profundas que nunca, de resto es igual, fumando un cigarrillo tras otro.


Se saludan y abrazan unos segundos, después de ocho años o algo así, las preguntas típicas de ese momento, ¿qué estás haciendo? ¿Te casaste? Se miran, sonríen y no pueden creer que haya pasado tanto tiempo, finalmente caen en Carola.......


-¿Qué fue lo que pasó?—pregunta Daniela


-Yo no sé, a mí me llamo Carlos el pigmeo como a las nueve de la noche y me dijo que Carola se había suicidado, saltó del balcón de su apartamento, creo que era un piso doce o algo— le cuenta Alberto sin mirarla, concentrado en su cigarrillo.


-Que raro, ayer dejó varios mensajes en mi contestadora, me dejó su número de teléfono, y cuando llamé esta mañana me enteré—dice ella en tono indiferente.


Ambos sentían el abismo que había creado el tiempo entre ellos y se miraban fijamente, tratando de escrutar cada uno en los ojos del otro sin poder lograrlo, sus miradas estaban cubiertas por el escudo de la madurez y del cinismo.


-¿Sabes qué? –Dice Alberto pensativo—Yo siempre pensé que ibas a ser tu.


-Yo también pensé que iba a ser yo—contesta Daniela—¿supiste que Carola se iba a casar?.


Se hace un silencio incomodo, una pared de hielo, Daniela siente otro escalofrío mientras enciende otro cigarrillo, aspirando el humo con fruición y exhalándolo lentamente.


-La vida es color rosa. —murmura Daniela


-Pero color rosa opaco—suspira Alberto.



 

EPILOGO


ESA MAÑANA, AQUELLA TARDE, FATIDICA NOCHE

Ese día aproximadamente a las once de la mañana, le dieron el resultado de los exámenes de sangre a Carola, exámenes de rutina, aunque el resultado no fue ni rutinario, ni feliz, HIV positivo. No supo que hacer, encendió un cigarrillo aun sin creerlo, todavía no se ha inventado nada contra ese virus, Carola está confundida, piensa en Alfredo, en que le va a decir, en sus padres, en el trabajo, en ella, que va a hacer ahora, comienza a llorar, baja hasta el estacionamiento de la clínica, se mete en su carro, y en una especie de purgatorio adelantado, llega hasta su apartamento, no quiere ver a nadie.


Comienza a revolver entre sus cosas, a buscar amuletos, a buscar algún apoyo que la ayude a mantener el control, encuentra sus diarios, desde primaria hasta que se gradúo de abogado, comienza a ojearlos recordando tantas cosas, y tratando de explicarse como había pasado todo eso, tratando de saber como todo se salió de su cauce; para ella era terrible el no poder controlar las situaciones o sus sentimientos, por eso pasó lo que pasó, por eso dejó a Tico y a la Flaca, siguió leyendo su vida en el tiempo, y se sentía tan ingenua, pensó en ellos, Daniela si sabría que hacer en una situación así, pero no sabia como preguntarle, después de lo que le hizo, ella no sabia como pedirle disculpas a su amiga, comenzó a recordar, todo lo que la ayudaron, y como leía los cuentos locos que escribía Alberto sobre los universos paralelos, llorando de la risa con Daniela, las dos sentadas en el borde del balcón de un piso tres, y como les decía Alberto que cuando tuviesen problemas mirasen por ahí, en el paisaje verían la solución, seguía llorando pero de alegría, Daniela no estaba en su casa, ya se había disculpado con su contestadora, ahora solo leería el diario al borde de su balcón, si era un piso catorce, se podía ver más de la ciudad, vería la solución más rápido, Caracas se ve tan bonita de noche......


El vigilante del edificio observa la escena asombrado, la muchacha del piso catorce, esta sentada en la ventana del balcón, leyendo algo como un cuaderno o un libro.


Daniela, Alberto, los extraño, piensa Carola entre lagrimas de nostalgia, suena el teléfono, Carola da un respingo y pierde el equilibrio..........


El vigilante asustado ve como Carola suelta el cuaderno, y se lanza como una gota de lluvia directo a la muerte, sin quererlo y sin terminar de leer el diario.

LA VIDA ES COLOR ROSA, PERO COLOR ROSA OPACO.

Barquisimeto 1999.


 

 

FINAL I


Lazaro levantate y camina


A esto se reduce todo, por fin veo la luz en este laberinto......se desliza lentamente el pensamiento pegajoso por la recien despierta mente de Alberto, el sueño que tuvo no significa nada, pero aclara todo, en si habian sido dos sueños, el primero era solo una preparación para el segundo, aunque tuviesen un significado de penumbra, Alberto de algun modo percibió que debia hacer, se levantó con cuidado de no despertar a Marian que dormia inocente a su lado, miro a través de ese cuerpo fiel e indefinido y se encamino hacia el closet de la habitación, con movimientos precisos y automáticos se vistió, tomó los cigarrillos y salió decidido a la sala a buscar las llaves del carro, antes de salir volteó sin darse cuenta a ver el retazo de Cuerpo de Marian que se dibujaba tenue a través de la puerta entornada, luego salió a enfrentar la madrugada Caraqueña.


I saw Borges Tonight


Alberto tiembla levemente y el sudor de aquella noche caliente es extraño como todo en aquellos tiempos, su sueño es inquieto por primera vez en mucho tiempo, está soñando o desdoblado quizás, el miedo se ve tatuado en su frente, sueña que va caminando de noche por una ciudad desconocida, entra a un parque donde la tensión se puede respirar, siente como si el parque estuviese vivo y observándolo, tiene un poco de miedo, aunque el sentimiento que lo agobia es el desconcierto, su paso se hace lento y observa quedo el tétrico paisaje a su alrededor, sabe de alguna forma que un parque así nunca estaría abierto a esa hora, lo cual aumenta su desazón, la avenida que lo atraviesa está desierta, no hay vehículos ni peatones que le demuestren que es solo un sueño, la luz de los postes aburridos ilumina y acompaña el ritmo de sus pisadas, esperando a que entre en escena sin saber sus líneas.........


Al acercarse Alberto a la plaza principal del parque nota la presencia de un anciano sentado en uno de los bancos, está ciego, lo sabe por la mirada perdida sabedora de muchos secretos que enfila hacia algun horizonte, picado por la curiosidad acelera el paso y trata de ver mas detalles.........


Su mente no le dá crédito a sus ojos, el anciano a 10 pasos de el es Jorge Luis Borges, en el sueño Alberto lo vé vestido como en aquel especial que vio hace tantos años en televisión por cable, aunque nada le asombró mas que el detalle de los pies, en el mismo sueño Alberto sopesó la magnitud de la locura e incoherencia de su sueño, Borges tenia unos zapatos deportivos Nike de esos que usan los abuelos, eran de color blanco con la característica raya de esa marca en negro, Alberto sintió que aquellos ojos ciegos le atravesaban mientras escuchó la frase:


JUST DO IT.


La cara aun dormida de Alberto está congestionada al terminar el primer sueño de aquella larga noche...........


EN EL PASADO INMEDIATO (5 meses ATRÁS)


La Sonora Ponceña


Para Alberto ya el cementerio se había tornado vacío y sin importancia, ya Carola estaba estaba enterrada y llorada, Daniela ya se había ido y de todos modos ya no había mucho que hablar con ella, para el mismo pensaba que era como si ella también hubiese muerto, y que los recuerdos solo venían para molestar como los muertos vivientes de las películas ochentosas, que veía cuando era adolescente, ya después que Carola se fue era como si se hubiese cerrado ese capitulo inconcluso de su vida de Alberto "El Tico", su alter ego que se había negado a morir hasta ahora, de repente vino a su mente el recuerdo de una canción cuyo nombre no recordaba de la Sonora Ponceña, estaba en un cassette mal grabado que encontró en su apartamento en uno de sus tantos días de ocio en aquel apartamento numero 9 donde todo comenzó, recuerda como lo escucho y bailó tantas veces con las muchachas, una sonrisa se dibuja sin ganas en su cara mientras, le da una calada sin mayores intenciones a su cigarrillo y camina hacia su carro tarareando:


Porque yo conozco un Perico Macoña


Un mulato sin i (jadea a propósito).....gual


Porque ese si es un macho (inventa porque no recuerda) de verdad

 


FINAL y II


Patas Blancas


La cara aun dormida de Alberto está congestionada al terminar el primer sueño de aquella larga noche...........


Alberto sigue soñando, su postura en aquella cama es un poco más relajada, en su segundo sueño va en un carro por una ciudad que no conoce pero que es la misma del sueño donde conoció a Borges, va por una calle estrecha mirando sin mirar las infames colas que no se comparan a las de Caracas, sintiéndose mal por no tener una excusa para odiar este mundo, de repente un antiguo edificio llama su Atención, por su arquitectura y por lo que creyó que era su nombre al leerlo, siguió observando con atención el edificio mientras el carro deslizaba por la calle y ahí estaba, sin querer su cuerpo sufrió un espasmo (tanto su cuerpo dormido como el del sueño) cuando vio una puerta desvencijada de madera pintada en algun momento de azul que había sido abierta hasta la mitad, por el viento se imaginó, y algo la había frenado, ese algo fue la explicación a todo, la visión de la realidad, la victoria del pasado, de las raíces y de la esencia, contra el presente, el futuro y el destino, eran un par de piernas vestidas en un pantalón blanco, rematadas de unos zapatos gastados de color negro, quiso ver mas de esa misteriosa imagen se desvanecía en la ventana, mientras el carro seguía su camino por la calle, le pidió al piloto anónimo que en su vida había visto que parase porque quería abrir aquella puerta, el piloto siguió impávido su camino...............


What goes around comes around


Cuando Alberto se enfrentó a aquel aire nocturno de Caracas, los recuerdos le intoxicaron, su esencia, su destino, su Yo no alterado; Volvió con todas sus fuerzas, aquella primera bocanada de aire cuando nos dan la nalgada, que nos insufla y nos maldice con el destino que nos corresponde, recordó su nacimiento, como creció a veces con su papá, a veces con su mamá, como supo que aquellas torres eran su destino, la puerta que tenia que abrir............. ya va diluido en su carro por la autopista del Este rumbo hacia el Oeste hacia aquellas figuras geométricas y brillantes que lo vigilaban cada vez que clavaba sus ojos en ellas desde cualquier punto de la ciudad en cualquier momento, todas las primeras veces de las cosas que pasaron en su vida estaban acompañadas de su imponente presencia........... Alberto ya avista el letrero de la Autopista que indica San Agustín Norte, San Agustín Sur, Parque Central, sonríe feliz de reencontrarse con un viejo amigo olvidado ...........el destino.


No hay nada más peligroso que el Silencio


Ya estaba en el tope sentía la estructura brillante de las torres bajo sus pies, sentía como el mismo brillaba de alegría, de conocimiento, de haber hallado su vocación, de saber que por fin después de tantos años había tomado la decisión correcta, ni el tiempo, ni las muchachas, ni la muerte de Carola, por fin había cesado el silencio, había escuchado el llamado de su naturaleza, sentía como las congas y guitarras eléctricas de la muerte le llamaban gozosas a la nueva piel, al descubrimiento de si mismo, finalmente va abrir aquella puerta abierta por la mitad y no hay ningún piloto que le impida bajarse del carro ahora tiene el control de la situación ................... mira por ultima (¿ultima?) Vez la ciudad, su dominio y salta.


Cuando Alberto ya no está en este mundo en algún lugar suenan las congas del destino, alguien más las está escuchando.

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