Identificarse Registrar

Identificarse

Índice del artículo

CAPITULO III
(EN EL FUTURO)

LA LLAMADA

--Hola mi amor. Vengo cansadísimo, prepárame un té de canela y limón por favor, con bastante azúcar—suspira cansado Alberto, ya en mangas de camisa sentándose en el sofá, soltándose la corbata, dejando ir la cabeza hacia atrás tratando de olvidar las presiones del día.


Mariana le trae el té a Alberto, le da un beso, y le acaricia el pelo, tratando de reconfortarlo, le pregunta:


--¿Cómo te fue?


--Estuvo bien, pero agotador.


--Bueno ya nos vamos a descansar, yo también estoy agotada, ¡Ah! Se me había olvidado—dándose una palmadita en la frente— te llamaron de Barquisimeto, un tal Carlos, que estudió contigo o algo así, en la mesita del teléfono está el número, dijo que era urgente, que lo llamaras—diciendo la ultima frase con tono de preocupación y a la vez curiosidad.


--¿Carlos?, ¿Carlos?, Será él de la universidad, ¿el pigmeo? -- trata de recordar, claro, era el ex novio de Carola, el que había regresado a Barquisimeto--¿qué hará ese llamando?— Murmura, dirigiéndose hacia donde está el teléfono.


Marca el número, espera, le atiende una voz de hombre, aterrada, que entre sollozos le dice que pasó algo horrible, que Carola, entre gimoteos dijo, se había suicidado esa misma noche, se quedó un momento pasmado, palideciendo, aun sin asimilar lo que había oído, una piedra así no toca fondo tan rápido, cuelga el teléfono sin darse cuenta, y da dos pasos confundido, piensa, ¡que bolas!, ¡Carola no!, ¡Que bolas!, ¡Eso no pana!, ¡Eso no!.


--¿Que pasó Alberto? ¿Algo malo?—Pregunta, ya preocupada Mariana, ante un Alberto turbio y distante, Mariana nunca olvidaría esos días, en ese momento estuvo tan distante, que ya no estaba a kilómetros de ahí, estaba a meses, a siglos.


--No te puedo explicar, es horrible, tengo que salir, necesito aire, chao, chao tengo que salir—dijo Alberto desde la lejanía, con un hilo de voz, tomando las llaves de su carro y su teléfono celular.


No sabe cuanto tiempo ha estado dando vueltas por la ciudad, no siente miedo, no siente frío, sólo recuerda haber ido a una estación de servicio PDV, sale del carro en una nube brumosa y pegajosa, compra en la taquilla un paquete de cigarrillos, y se toma un café, que le acrecienta la acidez estomacal, no puede pensar, ya está de nuevo conduciendo, trata de concentrarse y de obligarse a sí mismo a pensar, a calmarse, ok ¿y ahora qué hago pana? Piensa desorientado, ¡ya sé!, y golpea el volante, llamo de nuevo al pigmeo, le pregunto dónde la tienen, donde es el funeral y todo eso, para poder ir a despedir a mi Caty; después que llame al tipo ese, voy al primer bar que encuentre a emborracharme por mi caty, mi niña, todavía no lo creo, es imposible. Necesito estar borracho, quiero calmarme, bueno, igual no creo que pueda dormir esta noche.

 

 

email

¿Quiere compartir sus eventos, noticias, lanzamientos, concursos?

¿Quiere publicitar sus escritos?

¿Tiene sugerencias?

¡Escríbanos!

O envíe su mensaje por Facebook.

Están en línea

Hay 290 invitados y ningún miembro en línea

Concursos

Sin eventos

Eventos

Sin eventos
Volver