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Aquel día, hacía menos de una semana, en el refugio de la Guardia Nacional, en el que mientras el militar les informaba sobre la guerra en el Oriente Próximo y las amenazas de un actos terroristas, la Gran Manzana, la capital financiera del mundo era evacuada totalmente por la inundación del mar, quedaría insalvablemente sumergida, como Venecia y muchas otras ciudades costeras. Era lo inevitable, la consecuencia por el derretimiento polar.

-Era de esperarse, New York, Manhattan era la ?Nueva Babilonia? de la Profecía, en donde estaba el templo mayor del capitalismo salvaje, la ciudad insignia de Occidente, ?la Reina que se había prostituido?? Los enemigos de nuestro país, los que nos detestan y los que nos envidian estarán celebrando ?pensaba en voz alta-. Pero así es la historia, siempre se ha odiado a la nación dominante o al imperio más poderoso, y siempre cada época ha tenido el suyo. Entre el siglo XX y el XXI el odiado papel le había correspondido a la gran nación fundada por unos puritanos labradores inmigrantes de Inglaterra y del resto de Europa. ¿Quién le seguiría después? ¿Japón? No, ya su momento pasó y carecen de recursos naturales. ¿Europa, cómo si ni siquiera han logrado la unidad total? ¿China? ¿Tal vez, pero tendrá la fuerza y el liderazgo suficiente ante estos días confusos y caóticos? ¿Surgirá un nuevo imperio donde menos se imaginan?... ¿Era Ethan, su hijo, en verdad un elegido por Dios? ?Su cabeza le daba vueltas.

-No quiso el coronel creerle a un muchacho de quince años que alegaba haber soñado, justo momentos antes de que lo despertara con su aparición en el refugio, que la bomba no estallaría en Charlotte sino en Las Vegas, Nevada. ¿Y quién creía hoy en día en sueños proféticos? Sólo él y su familia conocían que en el pasado Ethan había predicho por sueños acontecimientos que en efecto sucedían. Como cuando predijo el fallecimiento de su abuela tres días antes de que un rayo la fulminara; o como cuando soñó que una voz le advertía que su hermana no debía dormir en el ático como acostumbraba y, la noche siguiente haciendo ella caso omiso, al bajar hacia el baño rodó por las escalas y se fracturó un brazo. Todos en la familia aprendieron a no dejar pasar por alto sus sueños, pese a que muchos otros no se cumplieron. ¿Entonces, cómo culpar a quienes no creían en él, si hasta el mismo padre a veces dudaba? ?sonrió.

Esa mañana, el teniente coronel llegó hasta la casa del reverendo con el rostro descompuesto. Dándose golpes de pecho les comunicó que se arrepentía hondamente de no haber escuchado a Ethan. Afortunadamente el capitán que lo acompañaba aquel día si decidió corregir el error de su comandante, y por si acaso, informó a las agencias de inteligencia.

Todo lo soñado por Ethan fue correcto: Charlotte no era el objetivo, sino el nombre del hotel en Las Vegas donde se alojaban los terroristas con la bomba. A quienes capturaron. La bomba como no lograban desactivarla la transportaron rápidamente y estallaron en el desierto, lejos de las zonas habitadas.

Trataba de ordenar sus pensamientos. Con todo lo sucedido más la información confidencial suministrada por el militar, tal vez como desagravio o tal vez esperando obtener más predicciones del ?Pequeño Profeta? como lo llamó.

-?Una bomba contra Las Vegas y la otra contra New York ?le confió que la interceptada por los sudamericanos, no quiso revelarle de qué país, iba dirigida hacia la metrópoli ya devastada por las aguas del mar-. Una, la capital de la codicia, del juego; la otra, la capital de las vanidades, del dinero. ?Ciudades del pecado? para los más extremistas o fanáticos de cualquier religión o iglesia, no necesariamente islámica. Pudo haber sido cualquier grupo ultra radical cristiano o secta ortodoxa judía o locos de la Cienciología, o ciertamente los que mal interpretan las enseñanzas de Mahoma. Un puñado de peligrosos chiflados han convertido a los millones de creyentes de una de las grandes religiones del mundo en sospechosos enemigos de Occidente? Cómo me gustaría recordarles que el Profeta Mohamed, inteligentemente o Iluminado por Dios, tomó lo que consideró mejor del judaísmo que aprendió en Medina, después tomó lo mejor de las enseñanzas sobre el cristianismo del monje Sergio, para luego fusionarlo con lo mejor de las tradiciones y creencias del desierto. El judaísmo y el cristianismo eran las raíces, en parte al menos, del islamismo. ¿Quién en su sano juicio querría cortar las raíces de un inmenso árbol para que este creciera más?

-Sin embargo debo aceptar algo ?se dijo-: mi país, la mayoría de mis compatriotas, han caído en la más degradante filosofía del materialismo y en un denigrante estilo de vida. El Dinero se ha convertido en un dios no confeso y el Placer en su religión. Esto es nuestra ruina. ¿En dónde quedó la mística, el respeto, la moral, la laboriosidad y la caballerosidad de nuestros padres y abuelos? ¿A dónde ha ido todo esto que caracterizaba a los estadounidenses que convirtieron este grande país en la primera potencia mundial? La esencia de nuestra gran nación se ha corrompido. ¡Qué tristeza!... ¡Oh, todo está claro, Dios mío! Por supuesto, Jerusalén es una y nada más, por eso perduró hasta nuestros tiempos. En cambio ?Babilonias? fueron muchas: A la original creo que le siguió el Egipto de los faraones, luego Grecia, después Roma? No recuerdo otras, eh? ¿España? Más reciente el Imperio Británico y para con la Segunda Guerra Mundial surgir los Estados Unidos? ¡Todas han caído, cada época ha tenido su Babilonia y ninguna ha perdurado! Todas cayeron porque la riqueza y el poder corrompen la moral, y cuando la moral se pierde muere el Estado. Sí eso es. Así que esto trata de mostrar la Profecía, no es un final definitivo del mundo sino el fin de un ciclo en la humanidad, que se repite una y otra vez? Quienes creen que el Libro de las Revelaciones profetiza un final absoluto del mundo, que se acabará pronto, se equivocan. Nada más trata de advertir, que acaba un ciclo para comenzar otro y así sucesivamente. Lo que Juan, el autor, quiso en su tiempo advertir: la caída de Roma algún día y que entonces el mundo cambiaría, como en efecto se dio.

-Papá, te traje un vaso de agua fría ?irrumpió Ethan. Entrecerrando sus ojos agregó-: ¿Estás bien? Te veo muy pálido.

 

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