Las Misas
Entre semana era una sola misa a las seis de la mañana. Siempre asistían las mismas personas, casi todas mujeres, las monjitas y las niñas internas del Colegio de la Presentación; a los del Pio X nos llevaban los primeros viernes y en festividades especiales. La gente del campo asistía los miércoles y domingos, días de mercado en la plaza central.
Los domingos había tres misas; una tempranera a las cinco de la mañana a la cual entraban todos los campesinos que venían a vender sus productos; otra a las nueve a la que llevaban los colegios y las escuelas y la misa mayor a las doce del día. Las dos primeras se llamaban misas rezadas y eran de corta duración, la de mediodía era cantada, con la presencia de todos los acólitos y me parecía eterna, además el templo se llenaba y se confundían los olores del incienso, las flores, los perfumes de las damas del pueblo y los hedores de los campesinos que después de siete o más horas de haber salido de sus casa en el campo la caminata hasta la plaza, el calor de la plaza y las cervezas o guarapo emanaban olores poco agradables que hacían vomitar algunas personas de estómagos delicados, torcer el gesto a las damas principales y dormitar a la mayoría de asistentes.
El rosario diario se rezaba a las seis de la tarde y duraba aproximadamente 45 minutos porque se rezaban las letanías y otras oraciones que, no se rezan ahora o cambiaron de forma. Los feligreses del rosario eran los mismos y las mismas, parece que eso no cambia mucho con los tiempos, las personas devotas y las beatas asisten a todos los oficios religiosos.
Quiero comentar que por esos tiempos la misa era en latín y es cura daba la espalda a la feligresía, o sea los fieles creyentes que asistían al rito. Por supuesto el altar era una obra monumental en estilo barroco con incrustaciones en oro (eso se decía), que se tumbó después del Concilio Vaticano II para dar cumplimiento a las nuevas normas religiosas.
Olvidaba decir que todo el mundo acompañaba la misa en latín y nadie sabía que demonios estaba contestando, por malicia indígena uno traducía algo así:
- In nomini patris (en el nombre del padre)
- Ite misa est (Se acabó la misa)
- Et cum espíritu tuo (y con tu espíritu)
- Per secula seculorum (por los siglos de los siglos)
- In ilo tempore dicere Jesu at dicipuli sui (en aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos)
Bueno, algunas personas traducían a su manera y los chinos hijuemadres de esa época (igual de traviesos a los de ahora) traducían como se les daba la gana y sacaban chistes de la misa. Se hablaba del cólico miserere y resulta que si existe y el asunto era que el sacerdote se despedía cantando en la misa de doce y nosotros traducíamos acólito miserere que si no caga se muere u jajaja, risa que si nos pescaba el cura Peña bofetada segura. El cura Montaño era más tranquilo pero Aquilino ayayay, lo sacudía a uno de un coscorrón o le daba con el bonete (un gorro eclesiástico que ahora no usan), también lo halaba a uno de las patillas y lo alzaba unos centímetros para que aprendiera a no burlarse de las cosas santas y uno si padre, ya entendí padre y pensaba uno no me joda padre.