Tantos años de búsqueda hasta hoy que Robert encontró por fin el libro en Old Brompton Road en Sirling. Había llegado a pensar que era solo una leyenda; como el monstruo del lago Ness.
El librero, después de desempolvar el libro que estaba escondido en la recámara se lo entregó con misterio diciéndole que el dueño sería colmado de dones: ya que contenía los principios de la alquimia. Esto era un tesoro para los eruditos .El secreto solo lo podía recibir el elegido .Pero El sabía que lo era.
Con su tesoro en brazos se refugió en “El negro Burn Hotel”. Cerró persianas y ventanas, puso en la puerta el cartel de ocupado .Con una luz tenue abrió el libro con devoción “Principios de la alquimia en Escocia”, mirando primero el reloj .Eran las seis de la tarde .No sabía las horas que le llevaría asimilar el secreto, pero hasta entonces no dejaría de leer.
Atónito encontró la primera página en blanco .Estaba en blanco. Llegó a coger una linterna iluminando la página, buscando algún rastro de tinta borrada u oculta…Nada.
Volvió a mirar el reloj. Eran ya las doce de la noche, pero no podía perder el tiempo antes de pasar a la siguiente página .Esta tenía que tener un significado oculto, no podía pasar de página sin descubrirlo ni entretenerse siquiera cenando.
La hoja parecía que le hipnotizaba; como si quisiera captar sus pensamientos para imprimirlos en esa página.
Miró el reloj sin ver, por inercia, y volvió a dirigir la mirada a la página.
_ ¿Acaso me quería decir que no era yo el elegido?-pensaba deprimido.
Se levantó, era la primera vez en horas, no era para un descanso. Cogió el revolver decidido.
-Si no era yo el elegido no deseo seguir viviendo-Claudicó Robert.
Y disparó con firmeza a la cabeza .Restos de sangre salpicaron la hoja en blanco y de rebote la bala la bala se incrustó en el reloj que marcaba las 3 en punto.