Zaragoza es como un gigantesco oasis seco, en medio de un desierto igual de seco. Con un río que la cruza displicente y tacaño, que no da nada de si y ni a regañadientes suelta una gota para alimentar una triste brizna de hierba.
A orillas de este río indiferente está ExpoZaragoza 2008, en la que se discute acaloradamente, (con temperaturas sobre los 39º C) sobre el porvenir de la tierra si no cuidamos los recursos naturales, especialmente el agua!
Al Ebro, no le preocupa mucho esto. Le da par de seis!
El no da nada, él se defiende solo y aprovecha cada gota que cae del cielo y cada gota que genera al amanecer cualquier planta incauta...
Y se pasea por su reino -le dió su nombre a esta estepa de roca y arena- como si todo esto no fuese con él.