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En una oficina sin ventanas, las horas se deslizan entre el clic constante de teclados y el zumbido de las luces fluorescentes. María suspira, anhelando escapar de la monotonía. Un día, una simple nota en su escritorio la llevó a un viaje inesperado: "¿Qué tal un café y un plan para cambiar el mundo? - Juan".

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