Hoy desperté junto al alba, ame ese momento del amanecer y admire la simplicidad más sublime que se dio en el génesis del nuevo día, aquel arrebol de luz entre tonos rosados y naranjas al este, y al oeste la noche en leve agonía en compañía de venus como testigo se fue diluyendo como nubes al viento.
Ame la brisa gélida y serena que susurra, paz y tranquilidad, la brisa aun adormecida se negaba a despertar, algunas aves de los alrededores trinaban con sus cantos en la arboleda este nuevo amanecer.
Abrí mis brazos al sol y sentí sus cálidos rayos, su energía fluyendo en mí. Fue como un abrazo de bendición.
Sentado en aquella roca con vista al horizonte el verdor de las plantas y los árboles se fueron mostrando en diminutas esmeraldas a la luz el sol.
Lo etéreo de la vida dio paso a lo más delicado y tangible; la iridiscencia se mostró en toda su capacidad y magnificencia, ame cada instante memorable al arrebol, el universo me ha regalado cada segundo mostrándome solo una partícula de lo grande que es.
Amar, es observar la vida misma en pasividad.
Amar, es escuchar a la naturaleza en pleno sin perturbación alguna.
Amar, es escuchar el agua entre las piedra murmurando secretos entre ellas, las olas del mar amando a la arena y el sonido del mar atrapado en la conchas de un caracol.
Amar, es lo que te hace muy feliz y paz contigo mismo.