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  Hay un sólo dolor en esta vida que si.. Nunca se borra: La muerte de un ser querido.

  Estoy llevando el duelo de la muerte de mi papá hace ya 3 años. Para mi, pareciera que recién pasó 1.

  Es tan normal cuando escuchamos en las noticias, o alguien lo dice: "falleció fulano", o "falleció el padre o madre de fulano". Por mas que decimos que lo sentimos, es mentira. Ninguna persona que haya pasado por esa desgracia de la perdida de alguien, no lo siente en realidad. O no se siente tanto el hecho de que ese alguien ya no esté. Escuchamos noticias casi todos los días de varias personas que se van de esta vida. Y ya suena como "común".

   A mi me pasaba. Hasta que perdí a mi papá. Llevó años batallando con una enfermedad. (...Maldito cáncer).

   Un hombre muy respetado en cada ciudad que vivimos. Vivíamos en la provincia de Córdoba, Argentina. Solían llamarlo El Colorado Misionero (era nacido en la provincia de Misiones), El Gringo, Don José.. Como sea que lo llamaran, ya sabían de quien se trataba. Nunca le falto un trabajo. El tenia esa destreza de hacer todo lo que se le asignara en un trabajo. Todo. Jamas pensó, ni mucho menos dijo "no puedo" o "no se hacerlo". Así la gente lo conocía. Un hombre trabajador, respetado, y que respetaba a todos. Lo amaban en todos lados, y los que no, era porque tenían algo prestado que no se lo devolvían, o le debían algo.

  Así también fue un hombre que no supo apreciar ni aprovechar muchas oportunidades que le dio la vida para tener lo suyo. Tuvo sus tierras. Tuvo sus cosas materiales. Tuvo todo para una buena vida. No lo supo administrar. Y así como tuvimos, un día.. quedamos en la nada. Perdíamos todo por sus malas decisiones y volvíamos a comenzar de cero en otro lugar. Formó una familia numerosa con mi mamá (Leonida). Tuvieron 7 hijas mujeres. Si.. 7 mujeres!!! (en busca del varón.. que nunca llegó).

  Nos criaron a su misma manera de crianza, a lo rudo, a lo antiguo. Quizás, y si.. no lo voy a negar, fueron muy duros con nosotras al criarnos, mas que nada mi papá. Pero hoy, doy mil gracias, siempre, por habernos criado y educado así. Gracias a ellos, hoy las 7 somos lo que somos. Buenas personas, educadas, respetamos.. Agradezco eso toda mi vida. Siempre se los dije a mis padres. A mi papá hasta la ultima vez que hablé con él, se lo dije. A mi mamá, siempre que tengo la oportunidad, se lo digo.

  Hoy, pienso en tantas cosas que mi padre me decía, y yo en el momento me enojaba, sabiendo que el tenia toda la razón. Pero ahí estaba la rebeldía por dentro haciéndome enojar. Me arrepiento tanto de haber hecho esas tonterías! Pero como dice el dicho, "el arrepentimiento siempre llega tarde" ,(que no es tan así, no siempre llega tarde).

   Cuando terminé de cursar el secundario, quería seguir estudiando en la facultad, pero mis padres no me podían pagar los estudios debido a que ninguno de los dos trabajaba. Mi papá estaba enfermo, mi mamá, ama de casa. Para entonces, yo era la mayor de las hermanas que quedaba en casa viviendo con ellos. La mayor de todas, vive hasta el día de hoy en el norte del país, con su pequeña familia, y pocos recursos. Las otras dos que le siguen, en el sur, que para entonces eran las que en la distancia, nos pagaban el alquiler de la casa que vivíamos con mis padres, mis tres hermanas menores y yo. Cuando pensé en estudiar una carrera, batallaba en mi interior si hacer eso o trabajar, cosa que en un momento pensé : "hago las dos cosas". Pero había un problema: si yo trabajaba iba a ser para pagar mis estudios (no podía hacer eso). Entonces tomé la decisión. Primero está mi familia, voy a trabajar para mantenerla, si estudiar puedo hacerlo en cualquier momento.

 Así fue como empece a trabajar durante el día en una mini confitería de café y comida al paso; donde trabajaba 10 horas. Y por la noche (con mi hermana menor que yo), de recepcionista en un restaurante, otras 8 horas. Así mantenía a la familia y pagaba lo que les hacia falta a mis tres hermanas menores que aun estudiaban. Cada vez que mi papá tenia que ir al medico, era yo quien lo llevaba. Teníamos que tomar dos colectivos, para atravesar la ciudad y llegar al hospital donde estaban los médicos oncológicos que atendían a mi padre, que a cada tanto caía internado. Recuerdo una vez que despertó por la madrugada con mas de 40° de fiebre. Tuve que salir con él,hacer el recorrido en colectivo y llegar a esa hora de la madrugada al hospital a esperar que con suerte, nos atendieran a mitad de la tarde. Una vez lo atendieron, estuve mas de tres horas esperando en el pasillo a que alguien me dijera algo, como estaba, que pasaba.. Nada. Nadie salia. Hasta que en un momento sale una enfermera y me informa que lo internaban en terapia. El miedo, el dolor y la angustia explotaron adentro mio.

  Recuerdo cuando me dieron un bolsito con todas sus pertenencias y lo sacaban de la habitación en una camilla. Contuve mis lagrimas todo lo que pude para mostrarme fuerte frente a él. Iba agarrada al borde de la camilla hasta que llegamos a la puerta de terapia intensiva y allí me apartaron diciéndome que no podía ingresar. La peor de las sensaciones: nunca en mi vida imaginé que en algún momento iba a encontrarme sola, parada frente a la puerta de terapia dejando a mi papá. Y entonces lloré. Temblaba. Pasaron las horas y me dejan entrar por 1 minuto solamente a saludarlo, e irme. Esperé llegar a casa, y una vez sentada frente a mi mamá, le conté que no había quedado en internación común, sino en terapia. Angustiadas. Todos y cada uno de los días que estuvo allí, fui por la mañana y por la tarde a verlo con mi mamá. Después de unas largas semanas, gracias a Dios, lo pasaron a sala común. Ahí me interné con él. Iba a casa a bañarme y volvía. No podía ir a casa sabiendo que él estaba en aquella situación.   Pasó el tiempo y le dieron el alta.

  Un día me llamaron por teléfono mis hermanas del sur. estuvieron una semana completa, llamándome dos veces por día, todos los días, para convencerme de también irme al sur, que si yo estaba manteniendo a la familia,allí había mejores posibilidades laborales, con mejor economía para ayudar a la familia. Con el dolor en el pecho de dejar a mis padres y a mis hermanas menores.. emprendí viaje. Llore los dos días que estuve viajando. Una vez a viviendo con mis hermanas y empezado a trabajar, comencé a ayudar económicamente y de mucha mejor manera a mi familia. Pero yo estaba lejos. Muchas veces quise volver, pero solamente iba a ser una carga más en vez de ayuda. Mi padre empeoraba, y yo.. lejos. Pude viajar un par de veces a verlo. Pero no bastaba.

  Una vez, en mis vacaciones, se dio la casualidad con todas las hermanas, de poder coincidir con las fechas para viajar. Nunca habíamos podido estar todas juntas. Esa vez, como nunca, lo logramos. Viajamos todas a Córdoba, donde vivían mis padres. Alquilamos una casa grande para todos en Villa Carlos Paz, y pasamos todos los días de vacaciones disfrutando ahí con toda la familia. Hablábamos de lo lindo que, por primera vez después de grandes, habernos vuelto a juntar todas las hermanas con nuestros padres (y las dos mayores con sus familias también).

  Al mes de esas vacaciones, un día estaba en mi trabajo cuando suena el teléfono del local, y tuve un mal presentimiento. Atiende  mi encargado, habla, se da vuelta, y me mira con cara de preocupación: llamada para mí. Mi mamá avisaba que mi papá había sufrido un pre infarto. Me retire del trabajo, me reuní con mis hermanas y decidimos viajar. Esa noche, mientras esperábamos el vuelo, una de mis hermanas llama a mi mamá para saber como estaba mi padre. Estaba conectado con respirador, pero bien. A la media hora suena de nuevo el teléfono, y otra vez ese mal presentimiento: era mi mamá. Recién habían llegado del hospital, a su casa, y la llamaban los médicos para darle la peor noticia: mi padre había fallecido. El golpe mas grande que me pudo dar la vida. Un puñal en el medio del pecho. Y con mis hermanas estábamos ahí, todavía a la espera del vuelo. Peor aún, no haber podido llegar a tiempo.

  Estando en su velorio, empieza a llegar mucha gente. A algunos los conocíamos con mi mamá, a otros no. Solo los conocía mi papá. Era el momento mas triste de mi vida, pero cuando veía a cada persona que iba llegando, vecinos del barrio,ex compañeros del colegio míos y de mis hermanas, hasta algún padre de alumnos (que se conocían en las reuniones con los preceptores), cada uno que llegaba, me sorpendía mas! Tanto como a ellos, que al llegar al lugar, con mucha expresión de tristeza, decían. " Un hombre tan bueno como era Don José!!" . Gente que ni imaginaba.. llegó al lugar a acompañarnos en ese momento de tanto dolor.

  Lloré casi un mes completo, todos los días. Pasaron ya tres años, y aun hay días en los que lo sigo llorando. Cuando uno sufre una perdida así de alguien tan cercano, sufre mucho. No pensé que me pasaría tan rápido, y que la primera vez que lo pasara fuera con mi padre. Créanme, es un dolor infinito. Es algo que nunca se supera, sino que se aprende a vivir con ello, y a mi.. me esta costando mucho.

  Hoy, tengo a mi mamá muy cerquita mio, que con mis hermanas pudimos traerla a vivir con nosotras al sur. Y acá, todas juntas, seguimos adelante, con esa ausencia que a cada tanto nos estruja el alma. Pero estamos juntas.

  Éste es el tipo de dolor que nos quiebra. El que más se sufre. El que enseña muchas cosas. El que Nos une más a los que amamos. Pero que no nos devuelve nunca más a quién se llevó de nuestras vidas.

 

    En memoria a José D. (Mi papá)

               Con mucho amor: Tu hija.

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