Apenas comprende lo que ve. Grandes lombrices comiendo personas. Salen, se alimentan y vuelven a la tierra. No se explica la indiferencia de la gente. Siguen avanzando con descuido, en fila, directamente hacia su muerte. Intenta protestar, pero ni las palabras salen. Es su turno, llora, no hay escapatoria. Él es la cena. Su madre lo sacude por el brazo. Ella apenas puede entender el miedo que siente cuando ve el metro acercarse.