Recuerdo las veces que miraba hacia al cielo y me hacia la misma pregunta todos los días, y siempre estaba a la espera de la respuesta, pero nunca llegaba, creía que no había alguien que me escuchara, creía que estaban ocupados en otros cielos, caminaba sin acompañante, reía con mis propios chistes, sentía con los pocos que estaban, amaba y deseaba a alguien pero no sabía a quién, anhelaba que llegaras a nuestra cita imaginaria con la luna, pero siempre me quedaba dormida en el arrullo de las estrellas, te esperaba con mi tierna mirada llena de ilusión, pero aún no sabía quién era esa misteriosa persona que llegaría y me haría entender toda esa espera, que me trataría como siempre lo quise, que se daría cuenta de todo lo que está escondido en mí, pero que solo con un poco de atención se podía apreciar, pero ahora estás aquí y cuando en algunas ocasiones yo dejo de verlo, estás ahí para mostrármelo. No sé qué planes tenga la vida para nosotros dos, no sé si en algún momento tocaré tu mano y caminaré con los ojos cerrados, no sé si en algún momento tu mirada iluminará mi camino y me mostrará el verdadero destino, pero lo que sí sé, es que estoy feliz de que llegaras por fin, de que llegaras a mostrarme lo bonito de la vida y lo bonito que es querer, lo especial que es sentirte amado, admirado, el que una persona entre tantas en el mundo haya puesto atención en ti, en los defectos y cualidades que tienes, en lo que te hace ser tú, y por esa simple razón le hayas parecido la persona más bonita del mundo. No sé si te quiero como tu esperas que te quiera, no se si soy la persona que llene tus días de felicidad, no sé si te emociones cada que mi mente se acuerda de ti, pero estoy segura que te quiero como nunca quise, que te recuerdo cada segundo en el que envejezco, que mis ojos se llenan de amor cada vez que hablo contigo y aunque no estés aquí, ocupando un espacio de esta habitación, sé que siempre vas conmigo y eso me hace ser la persona más grande del mundo.