Luego del colapso económico mundial de las explosiones de todas esas burbujas temblorosas e inestables, Japón al igual que otros países de la región, tomó las medidas necesarias, para que luego de explotadas las burbujas, poder obtener un poco de oxígeno verde.
AGUANTAR EL PORRAZO era una obligación necesaria, reagrupar fuerzas y estabilizar la situación anormal por la que el mundo en su totalidad sigue aun atravesando es una prioridad para todas las regiones, imposible escapar a esta situación, a menos que se tenga la facilidad de ir a otro planeta, bueno y sin embargo, allí está la duda.
Nadie se podía “siquiera imaginar” que el gigante del extremo asiático iba a atravesar semejante situación debido a su ubicación geográfica, la nación entre las naciones, el milagro japonés, una de las sociedades más desarrolladas del mundo, a nivel social, tecnológico, científico, inclusive militar, por supuesto y ni que hablar de los sistemas y controles de seguridad en cuestiones de catástrofes, debido a la larga historia referente a tifones, tormentas, tsunamis, terremotos, volcanes, y cuanta cosa dios creo sobre la faz de nuestra hermosa tierra.
Esta etapa de la patria del sol naciente, es extraordinariamente crítica y muy, muy débil, sumida en uno de los desastres más sorprendentes de los que la humanidad tiene memoria, posiblemente sólo y únicamente Japón podía haber aguantado semejante golpe asestado por la naturaleza, sin pretender recordar los desastres de Hiroshima y Nagasaki, la naturaleza cobró, y cobró no solo en pérdidas materiales, que como nos ha mostrado el propio Japón son recuperables con mucho, muchísimo esfuerzo y trabajo, sino que fue mucho más allá logrando cobrar una irrecuperable cantidad de material humano, perdida sin sentido para cualquier nación, niños, mujeres y hombres y la tan respetada condición humana de la ancianidad japonesa.
A esto se le une como la tapa del frasco, la condición por la cual atraviesa el honorable país, y no es otra, que la de la central de energía atómica de Fukushima, tras de esta nueva tragedia Japón sufre el poco o ningún control de sus emanaciones radioactivas, que se esparcen por cielo, mar y tierra, y que en el futuro cercano golpearan tan fuerte o tal vez mas fuerte a la economía japonesa, que las burbujas económicas mundiales.
La generación de productos primarios y elaborados se verá fuertemente afectada por estas emanaciones? y con ello sus industrias, su balanza comercial, sus sueldos, salarios, su vida cotidiana, en fin, todo su sistema de vida pudiera verse comprometido. Estarán sus productos fuera del alcance de las emanaciones radioactivas, quien puede asegurar esto, ya conocemos un precedente y es la contaminación con la que llegó a tierras chilenas de un lote de automóviles trasladados de tierras niponas por barco, y ahora quien va a comprarle al pequeño y gran gigante asiático sus productos; para completar la pintura del cuadro expresionista japonés del siglo XXI, la fuerte recesión mundial aun campea por las calles y veredas de nuestras ciudades.
Por otra parte nuestro planeta se tambalea en muchos ámbitos, "alguien movió la alfombra que teníamos bajo nuestros pies sin avisarnos". El deterioro económico y social del occidente es evidente, pero no está muy lejana esa realidad en el oriente cercano, que a vista de cualquier observador atraviesa por tiempos difíciles.
Sin duda alguna, nuestro planeta en este año 2012, año de cambios notorios, está atravesando por una serie de realidades de toda índole, sociales, económicos, políticos - religiosos y tal vez geomorfológicos, será que los japoneses volverán por sus fueros, y realizaran un nuevo milagro.