La Literatura infantil se identifica con los niños porque en ella ven plasmados sus sueños, su fantasía; ésta les trasporta a un mundo sin límites, donde los niños son los personajes centrales y los magos que dan vida a los innumerables seres que habitan en este mundo fantástico.
‘‘El mundo del niño es complejo porque está saturado de colores vivos y todo en él es interesante, nuevo, inesperado y fresco. Pero al mismo tiempo, es concreto y finito. Es sintético, compacto, como el mundo de los personajes de Homero. La admiración ante esa definición infantil ‘‘el mar era grande’’ se comprende. Al adulto lo pasman la sencillez, la claridad diáfana, cualidades que, con el correr de los años, se hacen muy deficitarias. ’’
Este mundo puro y fantástico que el niño lo construye y lo forja en su imaginación, es asechado continuamente por las presiones y tensiones ajenas a su vida, porque los niños viven en un límite entre dos mundos: el suyo y el adulto. El mundo del niño es interior donde él se realiza, guarda su propio yo y lo más puro de su personalidad; es donde más a gusto está; al chocar con el mundo adulto sufre un cambio brusco que no lo alcanza a comprender, en el que se ve envuelto a pesar suyo, porque en este extraño mundo no sabe cuál es su papel.
Esta realidad le llevó en ‘‘El Principito ’’ a exclamar con asombro inexplicable: ‘‘Las personas mayores jamás comprenden nada por sí solas, y es fastidioso para los niños tener que darles explicaciones una y otra vez’’
¡Qué lejos están los adultos del espíritu de los niños! Pocas son las personas mayores que conservan su alma niña y que agradable es la vida junto a ellas.
‘‘El niño actualmente conoce enseguida la guerra y todas las duras realidades de la existencia, dándose cuenta de que es la otra magia que rige las leyes del mundo moderno’’
‘‘Claro, que hoy día los niños viven en un mundo plagado de información y por mucho que tratemos de ocultarles aspectos de la realidad cuyo conocimiento aún nos parezca prematuro, terminan ellos por saberlo todo de la más diversa forma. Tenemos la radio, la televisión, el internet, dispositivos móviles, la prensa, etc., que llegan a todas partes y enteran muy pronto al niño de los mil y un aspectos de la vida. Quizá sea por esta razón por la cual un niño de nuestra época, comparado con otro del siglo pasado, traspase más pronto las fronteras de los intereses propios de su edad’’
¡Qué pena! Que el niño deje de ser niño tan pronto. Quizás no fisiológicamente, cuanto espiritualmente. Esto es lo serio, que pierda a tan temprana edad la alegría de vivir.
Delia Dousdebés V.
19/02/2019