Y de repente me vi de nuevo
en lo ridículo
de ser yo mismo,
buscando entre miles y miles
y miles y miles y ay Dios santo
cuánto nos escribíamos!!
…buscando entre los miles de poemas
con que nos hablábamos,
algún rastro de tu voz
diciendo-me lo que sea,
porque era esa la forma de tu voz
que más me gustaba,
la que me hablaba,
la que nos hablaba.
Y entre los millones de sentimientos escritos,
porque en serio eran millones,
solo encontré un audio grabado,
18 segundos de tu voz,
diciendome no sé qué banalidad…
y ahora me doy cuenta de cuanto
cada silaba de tu voz,
en lo insignificante de lo que decías,
gritaba un sincero te quiero
y me doy cuenta de cuanto te quiero
y me doy cuenta de cuanto te extraño.
Y me veo de nuevo
en lo ridículo
de ser yo mismo
escuchando un audio de 18 segundos,
una
y otra
y otra vez.