No hay despedidas por recordar,
no hay abrazos para repetirlos,
no hay regalos todavía envueltos
para cuando me sienta triste;
Hay silencio en la frontera del mar,
hay en los vasos café frío,
hay polvillo blanco sobre el nochero
porque al final nada quise.
Que me perdone mi Dios
si devuelvo el alma herida,
sólo que hasta el límite con el Sol
todo este mundo fue un infierno
que agradecí en vida.
*
Me hiere la sonrisa burlesca,
la alegría de esta época, las vidas perfectas,
los amores bien vividos
porque quise amar enredado entre poesías,
porque me negué a hacerlo;
y quise saber lo que se sentía,
quise ser como todos.
*
No hay escenas emocionantes,
no hay miradas bonitas y tímidas,
no hay noches de sólo abrazos
para cuando me duela el alma;
Hay cartas sin entregarse,
hay palabras que debieron callarse,
hay resequedad en mis labios
porque todo me hizo falta.
Que me perdone mi Dios
si devuelvo el alma herida,
sólo que hasta el límite con el Sol
todo este mundo fue un infierno
que agradecí en vida.
*
Me hiere la sonrisa burlesca,
la alegría de esta época, las vidas perfectas,
los amores bien vividos
porque quise amar enredado entre poesías,
porque me negué a hacerlo;
y quise saber lo que se sentía,
quise ser como todos.
Me duele mi propia vida porque
cuando decide vivir, se consume veloz,
cuando ama se sostiene del reloj
para no caer en el ayer,
y hacer sus propios momentos,
y detenerse en cualquier parte de su camino
solo para respirar.
*
Me hiere la sonrisa maravillosa,
los sueños hechos realidad,
el atardecer a todo color,
porque quise esa sonrisa en mi historia,
porque tuve tantas cosas por soñar
y de repente recibir una flor,
y saber que hasta el límite con el Sol
el mundo me daba todo para vivir.
