Me dejaste, con un suspiro atrapado en las manos,
Me dejaste, y ese día tiré mi corazón al mar,
para que se lo comieran los caracoles, lentamente.
Me dejaste y yo te busqué, pregunté en todas partes por ti,
y hasta el viento se detuvo para no susurrarme donde estabas.
Me dejaste y yo me dejé para no recordarte.