No se que encierra el mañana,
que intriga el despertar solitario.
Hoy no puedo decirte todo ese sentimiento,
que abrigabas en el espacio oscuro de mí ser,
iluminando mi alma, con tu celestial mirada,
con tu armonía inmaculada y tu amor incondicional.
Ayer soñé con tu voz melodiosa,
tus besos dulces como tus versos inspirados de pasión,
con tu sonrisa hermosa,
con tu cara delicada de rosa
y tu perfume de mujer.
Hoy no puedo decirte lo mucho que te extraño,
pero he visto florecer el jardín,
que dejaste sencillo y misterioso,
te imagino, te veo en cada majestuosa flor.
Fuiste lo mejor de mi vida,
me regalaste de tu vientre dos retoños,
que son las estrellas que iluminan mis anocheceres.
Sus destellos de energía
y sus sonoras inquietudes por descubrir la vida,
me permiten sonreír.
No sé porque murió la flor, que perfumaba mi ser,
en mi corazón guardo la ilusión,
que volveremos a juntarnos en la inmensidad del infinito.
(escrita a mi mujer que partió de este mundo en 05)
Autor: José M. Palet