Mirando el cielo gris
y todavía llueve sobre los techos
de zinc,
Como si se hubiera roto
el grifo
o las nubes se devolvieran
a lanzar sus últimas lágrimas plomizas.
Es así en Bogotá
siempre la lluvia obsesiva
inesperada, como si alguien lanzara
moneditas sobre el féretro de la gran ciudad..
y ella trepida en el caos organizado,
el trancón infinito,
los sueños mojados
una búsqueda a tientas
sobre el parque Santander
sombras anónimas
vagando con el distintivo
de paraguas negros
el único sonido de la lluvia
cayendo sobre la mierda de los perros
las hojas acumuladas en las bancas
los mendigos chapoteando en el agua
oscura del piso..
la densa neblina
que me aparta
y no me deja ver si es que llegas
o partes
como las palomas
en el atrio de la
iglesia...
así cae la lluvia aquí
anónima, inevitable, irrevocable
como la vida que se escurre
como el agua ,hacia ninguna parte...
y es el frío
el que nos tiene
con los parpados abiertos.