Sin afanes, sin prejuicios y sin amores
Un falo dorado voló
Por la habitación iluminada
Sin nada,
Una vagina tierna se abrió
En la rosa amorosa
Metida entre el agua
Del jarrón solitario
Quieto
Sobre el escritorio
De los sueños incumplidos
Del cumplido escritor.
Un pubis púdico
Ocultó los labios sonrientes
Que mostraban rojos
El gusanito tierno
De la tentación Primera y última
De la madre Eva
Que cayó
Por golosa
Y no por puta
Que hubiera sido Mucho mejor.
El pobre pendejo
De Adán, el primero,
No fue sino eso…
Y nunca pudo,
Si, tal vez, procuró
O intentó,
O los dos,
Más, no fue un intentador,
O procurador,
O los dos
Ni tentador
Porque lo fue la serpiente
Más no la suya
Que era pecaminosa...
Otra culebra
Vaya Dios a saber de quien
Porque después los sacaron
Del Edén
Sin preaviso de tres meses
Y nació Set
Aunque su padre
Ya era impotente
Ante el Dios omnipotente
El dueño de la culebra tentadora.
Aterriza el falo
En esta noche
Sin destino aparente
Y reposa
En la rosa amorosa
Para que el escritor Adán,
El de esta historia,
Que no responde a Dios omnipresente,
Fecunde su soledad
En una rosa ávida
Que antes era
Una flor pura
Y ha quedado deshojada.