como una mosca
aleteando,
en un delirio frenético,
me debato con toda mi furia,
escupiendo mi rabia y mi torpeza,
mientras se acerca,
lenta e inexorable,
la realidad cotidiana
a inocular su veneno.
Esa araña silenciosa
nos circunda y nos envuelve
con sus finas hebras
de sórdidas mentiras,
y mientras aguanto mi agonía
un día mas,
la locura se apodera de mis células.
Todo se oscurece,
se desvanece ante mis ojos,
mientras una sombra
se acerca sigilosa
y despierto
lleno de sudor
cuando siento
caer de un salto
a mi gato,
y su mirada,
atravesándome incisiva.