De la misma forma que un sueño se escapa de la memoria, así te me vas, fugaz, una brisa de aire en la tormenta que son mis noches después de verte.
Tan inocentes tus palabras, tan inocente tu mirada, tan indiferente a mis ansias. Así eres tú.
Que ignoras que tus parpadeos están acompasados a los latidos de mi corazón.
Que no sabes que tu sonrisa es pura caricia que siento en mi mirada.
Que eres indiferente a que el sonido de tu voz quede como un eco de minutos retumbando en mis oídos.
Y que cuando te marchas tus pasos quedan dibujando tu armonía etérea en mi memoria.
Mis labios quedan sellados cuando te encuentro. Un saludo, una cortesía, tal vez una sonrisa. Un breve espacio mio, regalado a tu presencia.
Y paso...
En tu mirada queda grabado mi anonimato, en tu memoria soy solo una ráfaga de cotidianidad. Soy tan relevante como lágrimas rodando por tus mejillas mientras caminas bajo la lluvia.
Y lo sé...
Sin embargo, quisiera quererte, quisiera estar en la realidad de tu vida y que sientas mi cariño.
Mi terquedad en la fantasía de una vida, me hace sentir que el destino tiene un camino dispuesto para nosotros.
Un camino definitivo y hermoso, donde siento que tu realidad es complemento de la mía.
Y sueño...
Quisiera quererte cada mañana, tarde y noche.
Quisiera quererte entre palabras, entre aventuras, entre tu vida y la mía.
Quisiera quererte para borrar la sombra de tristeza que apaga tu mirada, que quiebra a veces tus palabras, que suele robarte horas de sueño en tu almohada.
Quisiera quererte de buenas a primeras, como un volcán, como una bomba, como un estruendo de amor que reinicie tu vida.
Quisiera quererte para el inicio, para el comienzo y hacerlo hasta el final.
Que sea una aventura el trayecto, una anécdota constante.
Quisiera quererte para aventurarnos en un cuento propio que llamaremos vida.
