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- Ahora lo reconozco, ahora lo recuerdo –

Terminó de abrir el pequeño cajón y empezó a sacar una a una las cosas que allí ella había ido guardando. Poco a poco los recuerdos fueron inundando la sala hasta colmar por completo el ambiente y ellos se sintieron respirar esos recuerdos y nacieron otra vez las palabras de aquellos días y las promesas que cada objeto llevaba consigo. Las sonrisas y las caras añejas de amigos olvidados revoloteaban entre las comisuras de sus labios.

Aquella melancolía que hasta hace poco les había estado carcomiendo el alma ahora les enseñaba que los recuerdos también sirven para empezar a ser feliz.

¿Cuántas cosas comenzaron a decirse el uno al otro?, esa es una respuesta para otra historia, tal vez ahora solo comentar que al llegar al último objeto, ella tomó sus manos y le dijo:

- Todo esto es lo que fuimos tú y yo - y mirando alrededor como queriendo abarcar todo el universo terminó - Esto es lo que hemos construido –

El sujetó más fuerte aquellos suaves dedos y mirándola a los ojos le respondió:

- Y seremos muchas cosas más en adelante, construiremos mucho más en nuestras vidas y en nuestra única vida –

- Te amo –

- Yo también –

FIN

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