Hierba mala nunca muere
Han pasado más de 35 años, desde que un valiente comandante de policía llamado Héctor, desenmascaró a una asesina que puso en peligro la vida de 30 jóvenes y a la esposa del mismo Héctor, después de dedicar su vida a ser policía por muchos años ahora a la edad de los 70 , se dedica dar conferencias motivacionales y tiene una consultoría terapéutica, ya que después se graduaría de la facultad de psicología en la universidad del estado, haciendo mucho bien para la sociedad y la humanidad en general. Para esta edad él era autor de muchos libros de autoayuda y motivación, así como ciertos días dedicaba a dar consulta naturista herbolaria. Una mañana de otoño, ya en el ocaso de su vida, el viejo y dinámico Héctor entraba a su consultorio, algo pensativo.
-Mmmm, otra vez, vuelvo a recordar todas esas extrañas visiones que viví hace 35 años, pero la verdad es que si estuve muerto unos instantes, quizás la vida no me alcance para poder desarrollar mi teoría de campos y tiempo. Pero, en algún instante o destello de este camino del viajero lo lograré.
Acababa de instalarse ya en su escritorio, cuando en su intercomunicador comenzaba a parpadear una luz roja.
-Dime Andrea.
-Doctor, es su primera cita del día, llegó puntual.
-Si claro, que pase.
Era una joven , hermosa, pelo negro como a la altura del inicion de los hombros, algo recogido su cabello, llevaba puesto unos jeans y blusa casual de vestir, muy elegante era su caminar y porte pese a la ropa que traía puesta, sus ojos muy grandes y con un negro muy brillante, hermoso, contrastante.
-Siéntese, señorita, dígame en que la puedo servir.
-Verá vengo a concluir un trabajo con usted.
-Aja, de que se trata.
- Lo vengo a matar- Dijo la señorita con una voz dulce y firme.
-¿A matar? ¿De risa? Que buena broma, esa es la actitud, que yo siempre he pugnado en mis seminarios que todos debemos de….
-No Héctor, no te acuerdas de mí porque otra vez, dices ver con los ojos pero estas igual de ciego que antes, dices oír pero estas sordo, o que ya te olvidaste que yo se me burlar de la muerte, del tiempo, de lo que yo quiero, todo fue parte de un plan, y quita esa cara de imbécil que tienes que no te queda a tu edad maldito viejo, caíste en mi trampa , todo fue un plan desde el asesinato del señor Ricardo Gil y su aparición en el río y el cabello mío que encontraste, los 30 jóvenes, tu esposa, en verdad te creíste lo de mi padre que maltrataba a mi madre, que fui una sufrida, fuiste muy tonto, muy pero muy tonto, lo que pasa es que con la hoja que me diste firmada con el perdón tuyo y el de la humanidad, es parte de un conjuro que me da inmunidad contra la muerte y ahora tengo vida eterna, avalada por la benefactora humanidad, así que dejémonos de palabras es hora de matar.
FIN