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Siguiendo rastros

Héctor no podía esperar más, era hora de ponerse manos a la obra y obtener todo lo posible por saber quien era Carmina Cabrera, el comandante creía, que Carmina era el nombre que Valeria, confundía en sus delirios con el nombre de Carmen, tenía que ser la misma persona, se repetía y se repetía sin cesar Héctor en sus pensamientos. De ser ella la culpable de todas estas atrocidades, había jurado al igual que Valeria, que vigilaría por dejarla toda una eternidad si es preciso en prisión, por lo que le había hecho a su hermano, a Valeria y a los 30 jóvenes en coma.

-Laura quiero todo, absolutamente todo lo que sepas de una tal Carmina Cabrera, que nació el 23 de octubre de 1970, en la capital del este.

-Señor, claro, buenos día, ahorita mismo le investigo, señor, por cierto ¿Como ha estado? han llamado de su casa en varias ocasiones, preguntando por usted, por su salud, que si está bien, la verdad no supe que responder; yo al igual que su mujer no tuve éxito en encontrarlo, hasta estos momentos que usted llama.

-Descuida Laura, inmediatamente llamo a mi esposa, gracias por la información, me preocupa más que este la lista de información sobre el nombre de la persona que te dí.

-Si señor, ya comienzo a investigar.

Así, una vez terminada la llamada con Laura, Héctor sabe que se ha dejado absorber muchísimo por este caso, el no nadamas es policía, también es amante, esposo y próximamente padre.

-Mi amor soy yo.

-Héctor, me tenías con el alma en un hilo, ¿Porqué no habías llamado? En la oficina ni Laura sabe de ti, eres un desaparecido en esta ciudad, ¿Dónde andas? ¿Estas bien? ¿Has comido bien? ¿Porq……..

-Tranquila mi amor, estoy bien, sí, si he comido lo suficiente, han sido días intensos de trabajo, la verdad te pido una disculpa, me dejé absorber, no imaginas en cuantos lugares he estado en las últimas 48 horas, estuve hasta en la ciudad donde nací y en estos momentos estoy en la capital del norte, estoy esperando una información de Laura e inmediatamente parto a mi nuevo destino.

-Y ¿Qué haces tan lejos?

-Amor, tú sabes que por seguridad, no te puedo decir lo que pasa por teléfono, solo te puedo adelantar que en mi pasado, en la muerte de Saúl, está un eslabón que hace falta para resolver el caso “Ángeles dormidos”

-¿Qué tiene que ver tu hermano con todo esto, si él murió de Leucemia?

-Amor, no te lo dije antes por temor a asustarte. Saúl murió de la misma forma en la que están los chicos en coma, él también tenía ese mismo rictus facial, las pupilas ennegrecidas, la sonrisa con los labios amoratados, todo el cuadro clínico que te conté.

-Y como te atreviste a mantener todo este tiempo tan semejante secreto

-Eso es algo que nunca pensé que fuera a repetirse, los médicos en ese entonces dijeron que Saúl había muerto de sobre dosis; nunca estuvimos de acuerdo, solo que no había dinero en casa para pagar averiguaciones. Estoy seguro que todo esto es obra de la misma persona, porque en la capital del norte me entrevisté con la hermana menor de una amiga de Saúl quien también fue victima del asesino, solo que ella estuvo por un periodo corto en ese estado de coma y después regreso al estado consciente solo que con una enfermedad mental, ahora ella está un psiquiátrico, después de haber sido una persona con un futuro prometedor.

-Esto quiere decir Héctor, que el asesino o asesina ¿Tiene tiempo cosechando víctimas?

-Tanto así como cosechar víctimas, no lo estoy seguro, en las averiguaciones que realizaron los médicos, buscaron casos clínicos similares a los de los chicos en coma y la respuesta fue negativa; el caso que estoy llevando es único al parecer. Mi amor ya te estoy diciendo todo por teléfono, recuerda que puede estar intervenido, cuando llegue a casa te lo contaré todo, discúlpame.

-Bueno Héctor, está bien, que no se vuelva a repetir, te estaremos esperando.

Ya han pasado más de cuarenta minutos desde que el comandante hizo tan importante llamada y su asistente Laura, no ha devuelto la llamada telefónica con la información requerida.

-Que hace esa Laura, como es posible que no pueda rastrear un simple dato.

De repente, su celular suena y es el número de la oficina de Laura.

-Si Laura, dime.

-Bueno señor, la persona que usted está buscando, ya no existe.

-¿Qué cosa dices? ¿Murió?

-No señor, los registros dicen que por cuestiones de seguridad tuvo que cambiar su identidad y yo no tengo permiso para acceder a esas bases de datos, creo que fue víctima de una violación o secuestro o algo así porque le cambiaron la identidad.

-Habla a la oficina del procurador y que te mande esa información que es vital, dale mis claves de acceso.

-Si señor, inmediatamente.

Una vez más pasaron más de treinta minutos hasta que volvió a sonar el teléfono móvil del comandante.

-Si Laura,

-No, soy el procurador, que pasa Héctor, ¿Dónde andas? Y porque tanto interés en ese nombre, esa persona está limpia, es más es un ejemplo de honestidad pura, deberías ponerte a trabajar y no andar dando paseos, por todo el país, en tu ciudad la cosa está que arde.

 -Señor, confié en mi, esta información es vital para el caso que estoy indagando.

-Bueno por tu gran servicio te lo diré, mira la persona que buscas se cambió de nombre por motivos de seguridad, porque su esposo, es el gran líder obrero Ibarra, su nombre de ella es Leonor Castilla, vive en tu ciudad.

-Leonor Castilla, ¿la mujer que tantas obras de beneficencia hace al año?

-Sí, así es, deja de perder el tiempo, no molestes más a esa familiar; además, nosotros el gobierno le debemos muchos favores a Ibarra, gracias a él los campesinos no han entrado en revueltas desde el problema que tuvimos con la entrada del producto extranjero, él es un gran líder no lo molestes, es cuate, está limpio, déjate de inventar disparates y vuelve acá.

-Descuide señor, creo que ya es tiempo de tirar algunas máscaras.

Así con gran sorpresa, Héctor sabe, que está claramente comprobado que no todo lo que brilla es oro, ahora esa mujer Leonor, tiene muchas cosas que aclarar; sin embargo, Héctor sabe que no tiene motivo claro para interrogarla, ¿Qué le dirá? Como hacerle, si ella es la esposa de un líder sindical respetado e influyente; además, parece tener esta Leonor una imagen inmaculada. ¿Cómo hacerle? Él sabe que no tiene un argumento sólido, pues basarse en el diario de una demente no es algo contundente. La señora de Ibarra ha sabido cubrir muy bien sus huellas. El comandante no sabe que hacer, por el momento lo más rápido que se le ocurre es emprender el viaje de regreso a la ciudad donde duermen los ángeles a intentar tirar algunas máscaras.

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