Pareciera que hoy confío más en los muertos que en los vivos.
Porque cuando andan por ahí, silenciosos, sin su materia
no me exigen y yo no tengo nada que exigirles.
Porque andan libres y no dicen nada,
y besan de amor un poco amargo.
Porque no es necesario arrepentirse.
Porque de todos esos trajes y máscaras quedan desprovistos.
Porque las oraciones quedan fuera
y ellos siempre fuera- dentro,
como ellos quieran
como el sentido de la felicidad les dicte.
Porque son vagos con más casas que cometas.
Porque no hay distinción, jerarquía ni burocracia.
Porque la lealtad es mutua
y queda intacta.
La poesía no es belleza
Y eso ya no importa
Por esos lados las palabras no se gastan
-¿Será que de tanto verte no puedo extrañarte?-
Déjame decirte,
te quiero seguir viendo.