El veterinario curo al perro verde, muy verde. La señora le daba unas comidas sabrosas, lo bañaba, lo peinaba, y lo llevaba a pasear todos los días. La gente lo miraba con curiosidad, le hacían preguntas: “¿De donde saco ese animal? Parece perro, pero es muy verde, ¿acaso usted lo pinto de ese color? Es un animal muy raro.” Otros decían: “No hay perros verdes, ¿acaso vino de algún planeta? ¿Sus padres son verdes como él?” La señora solo decía: “Es mi perro y lo adoro. No me importa su color, no me importa de donde haya venido. Es un perro como cualquier otro, aunque su color sea diferente. Yo le doy cariño y él a mí también. En casa todos somos felices porque lo tenemos a él.”
El gato se acostumbro a su nuevo hermanito, ya no lo asustaba, no le importaba el color, jugaba mucho con él, nunca peleaban, se querían mucho. La cotorra que también era de color verde, hablaba mucho y le decía: “Tu no eres perro, eres perico. Tenemos el mismo color. Te voy a enseñar a volar y a hablar como yo. Aunque creo que será muy difícil enseñarte. Mejor quédate perro, así te ves mucho mejor.”
Ya el perro verde sabía ladrar. Iba a una escuela donde le enseñaban muchas cosas, sabía caminar con elegancia, sabia muy buenos modales. Vestía a la moda, lo llevaban a un salón de perros donde lo bañaban, le cortaban las uñas y lo peinaban, cada día se ponía mas bonito. Ya nadie le tenía miedo y lo miraban con admiración. Aquel perro que nunca tuvo nada, ahora lo tenía todo, especialmente mucho amor. La señora era como su mamá, él y el gato dormían con ella.
El perro verde, que ahora tenía nombre, y se llamaba “Bonito”, cuidaba la casa cuando su dueña se iba de compras o a pasear con sus amigas. Por fin era feliz, aunque nunca pudo olvidar a su verdadera mamá y a sus hermanitos. Aquellos que jamás volvió a ver.
“Me gusto mucho el cuento papá – dijo la niña - ¡pobre perrito, cuanto sufrió! Papá, dime algo, ¿me hubieras querido tú a mi si hubiera nacido de otro color?” “Claro que si hija mía – dijo papá – aunque hubieras nacido con todos los colores del arco iris. El color no tiene importancia, los sentimientos son los que valen mucho.”
Autora: Carmen Lydia Rosa.