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Segundo tiempo

Siempre que vengo a consulta percibo la misma telaraña  en la ventana. El pobre intendente  se esmera en eliminarla a toda costa sin resultados. Pareciera como si el arácnido lo estuviera desafiando a no quedar atrapado entre la seda de sus redes como las otras víctimas a las que paraliza con el veneno contenido en sus quelíceros.  Creo que a fuerza de tanto insistir en esa guerra sin cuartel el pobre hombre hasta ha enfermado de aracnofobia.  Me pongo a pensar en que el gran ser humano es a veces tan pequeño, en este caso su raciocinio natural se ve afectado y desquiciado por la presencia de un artrópodo de tan solo 5 mm. Varias veces he observado al insecto en el centro de su trampa  esperando el momento de verlo aparecer, cuando esto sucede levanta los pedipalpos no sé si busca cortejarlo, alimentarse de él o simplemente captar sus vibraciones, en ocasiones pienso que sólo se ríe de él. Cuando aquel la descubre se acerca con evidente furia para destruir con su trapo la red de seda largamente trabajada mientras el arácnido corre a su madriguera en un hueco entre la esquina de la ventana y la pared. El sujeto vierte todo tipo de líquidos en el orificio desesperadamente y en este punto, casi siempre, me toca entrar a consulta. Al salir fijo la mirada en la ventana y observo al artrópodo tejiendo otra vez su trampa con dedicación. Así sucedió hoy, y así ha ocurrido desde hace cuatro meses que comencé el tratamiento que me obliga a acercarme a revisión una vez por semana. ¿A qué jugará la araña insistiendo en provocar al hombre? ¿y cuánta debilidad hay en este último que se deja desquiciar por un ser tan insignificante? No cabe duda de que para romper el esquema del mecanismo más perfecto como lo es el cerebro de un hombre, basta una partícula miserable de las muchas que conforman el entorno natural para resquebrajar su armonía. Siento pena del intendente cuyos nervios perecen cada día pero siento también, al mismo tiempo, lástima de mi mismo porque me hago conciente de mi infinita fragilidad como ser humano.

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