El día que cumplí los veinticinco, estaba sentado en la plaza leyendo un periódico de la capital que había llegado esa mañana, las noticias siempre eran las mismas y las esperanzas que desde allí se nos tienda una mano siempre nacían muertas, sentí un toquecito en el hombro que me hizo saltar del susto, cuando me calme unos ojos color miel y una sonrisa hermosa me esperaban allí guardados en la imagen de una Elena parada frente a mi con su pequeña valija junto a ella.
Parece de treinta años, pero ella dice que tiene muchos mas, no me importa, regresó, tardó demasiado y pasaron muchas cosas, pero lo hizo. Yo me casé pero enviudé despues de apenas tres años, ella se ha hecho cargo de mis dos pequeños como si fueran suyos propios, en el pueblo me envidian y don Esteban aun se acuerda del coscorron y lo cuenta cada vez que alguien quiere escucharlo.
La huida de Elena la llevó hasta este recóndito lugar del mundo donde ahora puede encontrar la paz que le arrebató la justicia por haber matado a un hombre que le destrozó el alma y la esperanza de ser madre algún día y una decisión de gentes que ocultaron la verdad de como era aquel para salvar el honor de la familia sin importar que durante nueve años una inocente se destrozara en la cárcel.
Fin