El individuo seguía golpeando, cual energúmeno, a modo si el cuerpo del pobre chico fuera un saco de patatas. SI “él hombre aquél”. Hubiese, tenido la visión qué sería la última vez de ver con vida a su “cachorro” Seguramente habría “suavizado su mirada” dado la vuelta y estrechado fuerte contra su pecho y narrado con amor una última fábula, mi media luna en dónde; aguardan los besos y caricias, las risas de los chicos y las manzanas rojas-verdes y los sueños sin plasmar.
- Papi, ¡no te marches!, ayúdame me duele, tengo frío, tiemblo involuntariamente, está muy oscuro acá ¡por favor! enciende la luz, no cierres la puerta, tengo miedo ¡Ven por favor!, dame tu mano, ¡Te necesito! , miente al decir ¿qué me adoras?, papacito “te amo más que mi vida”, que feliz la entrego para que tú también lo seas. ¿Sabes? Llego el momento de abandonarte, , no sé dónde iré ¿a quién encontrare, en este éxodo? ¿Quizás vaya al infierno como tú me dices? Papaíto ayúdame no me dejes sumido en esta desolación, papitooooooo ¡agua por caridad!. Regálame la felicidad tu rostro sea lo último que advierta.
El progenitor poseyó la frialdad de entrar en su cuarto, encender la luz “cambiar su camisa ensangrentada”, luego dirigir sus pasos firmes hacia el baño, mirándose al espejo con inusual ingenuidad, lavó sus manos, su cara peinó sus cabellos, aplico perfume en su cuello, apago las luces y se marchó cerrando la puerta dejando al pobre chico “tirado en un charco de sangre”. Distingo salir al sujeto de su casa. Cual ladrón. Me escabullo con sigilo hacia el interior con pasos vacilantes, me acerco al muchacho casi mutilado, mi amigo querido ¡no podía respirar! ¡Santo Dios! no puedo creer Dios mío ¿no lo permitas?
- Ayuda por favor! aquí un chico esta “muriendo”.
¡El silencio se eternizo! Los relojes contuvieron sus manecillas, la risa de la Chiquillada enmudecía, los vehículos no transitaban por las calles desiertas. Intento contener la sangre del rostro del chico, todos mis esfuerzos son tan inútil!. Sus ojos me observan con aquella suavidad “atando nuestras almas para siempre”.
- ¡Al fin tata!, “seré feliz.”. Me marcho a la casa con nuestro padre.
En ese momento mis brazos se tornaron enérgicos y no temblaron para estrecharle
- Mírame chiquito ¡por Dios! Quédate con migo Noooo te duermas ¡te amo¡ Anhele con todas mis ímpetus detener el tiempo y no fuese el presente, si no el pasado y esto solo fuese una pesadilla de la cual despertar.
El Joso estirando sus brazos:
- Salgo A una casa grande, todas las madrecitas entre ellas la mía, esperan la llegada de sus hijos hilando collares de estrellas. No estés afligido señor tata Camilo, cuando llegue tu hora ¿Si te portas bien? comes tus cereales, tus almuerzos y medicinas iras a ese lugar, te abriré la puerta.
- No, digas verbosidad sin sentido, que no logro entender, me hablas de otro papá, de una nueva casa ¿Qué hay si ese otro viejo tuyo se encoleriza? ¿de la misma manera te golpeara como tu padre terrenal?
- Tata, Diosito es maravilloso conjugando el verbo ¡enamorar!, jamás su mano se alzaría contra alguien a no ser que sea para arrullar. Tatita, me duele el pecho ¡me falta el aire!, ¡hay!, ¡Hay que dolor! “Saca este cuchillo qué tengo enterrado acá” Tatita por favor ya no resisto. Aprieta mi mano ahora ¡tengo frió mucho frió!
- Noooo, no nene lucha, solo resiste no por Dios eres mi conexión directa entre los sentimientos dulces y mis limitaciones humanas. Pronto llegara la ayuda y todo estará bien, te daré aire con mis manos, dime, ¿ te sientes mejor? ¿Verdad que sí?, Ahora ¡no te duele! ¿Dime que sí por favor?
- No me avergüenza decir, que en ese momento trate de cómo le llamaba el chico. ¡Orar eso Rezar!: ¡Padre nuestro!, que estas en los cielo santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad... y no la mía aunque en esos momento nada compendia de lo que ocurría. Ayuda acá, un hijo tuyo inocente agoniza en mis brazos ¿por qué no le defendiste? ¿Cuantos cuerpecillos de chiquillos buenos yacen mártires ante el atar de los Sacrificios? Y sus victimarios… ¡Huyen impunemente bajo la sombras! de la noche sin recibir castigo.
Lógicamente el padre del cielo guardo silencio.
¿Los jueces con su toga?, no definitivamente ellos no son capaces de descorrer el manto de dudas dictando sentencias que al parecer su brazos nunca alcanzará a nuestros ¡congénere inhumanos! Las últimas palabras de mi amigo fueron:
- Tata un caballito blanco como la nieve, cabalga sobre un arco iris de muchos Colores, ¡aguarda por mí! Tatita cuando me extrañes, búscame en las estrellas, en el croar de los sapos en los Charcos, en el as de luna que entre por tu ventana. Me gane un par de alas como premio, que tengo ganas de estrenar ahora, algún día planearemos, juntos cruzaremos las montañas que tanto quise conocer tocaremos tu y yo las nieves comeremos palomitas de maíz. Tatita ya no me duele nada, serás por ¡siempre; Mi amigo ¡ mi hermano!, “mí tata”…