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Muchos pueden pensar en el transcurso de éste que los acontecimientos a continuación son ficción o son sacados de algún cuento de hadas o de un cuento de brujas. De pronto lo son. Pero también pueden ser eventos de la vida cotidiana que sin imaginarlo podrían pasar:

Se conocieron de una manera casual, en un momento inesperado para los dos, en donde se encontraba cada uno tratando de ubicarse y a la expectativa de lo que pudiera pasar en sus vidas.

Eran dos muchachos muy jóvenes, él estaba alrededor de los 19 y ella tenía unos 17 aproximadamente. Cada uno había tenido un fracaso amoroso que para la edad de ellos es lo peor que puede pasar en la vida pues hasta ahora se empiezan a conocer y a descubrir muchas cosas que con el transcurrir de los años se vuelven hábito o costumbre.

Los dos habían perdido ese primer ser quien los había despertado de la niñez y con quien pasaron a la pubertad sin mucho aviso. Él con un poco más de experiencia pues llego más lejos que ella que solo alcanzó a conocer unas cuantas caricias pero sin mucho más que contar.

El día estaba radiante, había sol de verano que hacia resplandecer todos los campos y todas las fuentes de agua. Se encontraban cada uno con su familia compartiendo y tratando de ocultar lo que por dentro estaban llevando, eso que le hace falta al joven de hoy en día cuando conoce alguien y quiere estar en todo momento con ese otro como si fuera lo único que realmente importara en la vida.

Cuando se cruzaron casualmente en el corredor se miraron mutuamente sin advertir que en unas pocas horas iban a terminar conversando y que en unos pocos días ya estarían compartiendo casi a diario muchos momentos.

Se reencontraron en el gran patio cuando los padres se presentaban mutuamente, la mirada de cada uno directa a los ojos presagio el inevitable diálogo. Comenzaron muy tímidamente una conversación poco profunda, se despidieron sin mayor entusiasmo.

Pocos días después se volvieron a ver y ya con más confianza entraron en temas personales los cuales los llevaron a entablar una amistad, se llamaban casi a diario se veían muy frecuentemente hasta muy temprano en la noche pues ella vivía en una casa para universitarios en la gran ciudad con su hermana y el horario era bastante estricto.

Ella viajaba todos los fines de semana a visitar a sus padres quienes vivían a las afueras de la gran ciudad. Con el paso del tiempo él empezó a acompañarla en esos viajes pero la madre de ella era una persona de temperamento muy fuerte y no le gustaba que nadie visitara a ninguna de sus dos hijas, eso los alejo un poco al principio pero se dieron cuenta que realmente se gustaban y empezaron las visitas clandestinas, esas visitas que despiertan algo increíble, que hacen que pasen cosas inesperadas no se sabe si es por lo corto que se hace el tiempo o porque hay algo prohibido en el ambiente que hay que disfrutar al máximo. Y ellos lo hicieron.

Los problemas comenzaron, la madre de ella la negaba en las llamadas y ordenó en la casa donde ella vivía que por ningún motivo podía salir después de su llegada de la universidad. Obviamente este par de jóvenes querían estar más tiempo juntos y se ingeniaban cualquier manera de verse, no ir a la universidad o simplemente llegar tarde a casa.

Poco a poco ella fue convenciendo a la mamá para que la dejara recibir visitas en casa, tenía la ventaja que la hermana era una persona muy introvertida y seria y no insistía mucho con lo de visitas y amigos, era muy dedicada a sus estudios y parecía no importarle tener ningún tipo de relación. Pasaba horas dedicada a la lectura, no salía de la casa de su madre cuando la iba a visitar.

La hermana intervino ante la madre para dejar entrar la visita y como influía tanto por su manera de ser tan calmada y dedicada logró lo que ella con tanto esfuerzo no había podido. Una visita los sábados después de la hora del almuerzo y por no más de hora y media.

A la primera oportunidad llego él con una muy buena apariencia, chocolates en mano y una sonrisa de oreja a oreja que hacia notar que estaba nervioso pues sabía de lo arrogante y lo fuerte de los padres de ella, sintió que el mundo se lo quería tragar cuando se sentó en la sala de la gran casona rodeado por toda la familia incluyendo un pequeño perro que sentado casi encima de los pies de la madre lo interrogaba no solo con la mirada sino con unos pequeños colmillos que el pensaba le podían atravesar el pantalón y destrozarle la pierna.

La primera visita fue una tragedia, preguntas que iban y venían como si al saber de su llegada hubieran sacado un cuestionario del libro “Como evitar las visitas en su casa”. La madre trato de ser un poco amable y con una voz como si la hubieran obligado a hacerlo le ofreció lo que el mas odiaba en la vida UN VASO DE LECHE., “este es el fin de mi estadía en esta casa” pensó él y tratando de evitar el ofrecimiento intento entablar conversación con el padre de ella quien le pregunto “quiere la lechita”?. El acepto el ofrecimiento y dejó el vaso entero de leche en la mesa de la sala, al cabo de unos minutos se despidió y salió de esa casa sintiendo que nunca más volvería a entrar allí.

El lunes siguiente parado en la puerta de la universidad y esperándola vio que una sonrisa lo saludaba, un hola fue todo lo que escuchó, empezaron a caminar y ella con tono nervioso le dijo que tenía que reunirse con algunas compañeras y que no podía estar con él y vio como ella se retiraba sin decir ni una sola palabra.

Lo único que se le ocurrió fue ir a hablar con la hermana y no dudo en hacerlo. La hermana salió sorprendida pensando que algo había pasado, con unos ojos azules enormes preguntó por su hermana, él le dijo que ella tenía algo que hacer pero que estaba muy preocupado por lo que había pasado el fin de semana. La hermana soltó una sonrisa espectacular y él quedó perplejo mirándola callado por unos segundos observando fijamente y descubriendo en esos ojos azules y en esa sonrisa blanca y perfecta que nunca antes se había impactado de tal manera como lo estaba haciendo en ese momento. Fué tal la manera en que él la miró que ella se sonrojo y pidiéndole disculpas porque tenía que seguir estudiando le dijo que eso se lo preguntara a ella.

 

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