- Señorita- le dije, con la gravedad que encajaba- , ese flaco al que le va a meter eso, es mi amigo, macho, varón, masculino, con muchas mujeres. ¿Entiende la seriedad de esto?.
- Yo sí, pero tal vez usted no- dijo con pocos pelos- . Su amigo se está muriendo, y si no actuamos ya, o se muere o la fiebre lo dejará vegetal. ¡No exagere tampoco!.
- ¿Exagerar?, ¿Yo?, qué opinión puede tener una mujer en todo esto, si ustedes...
- ¡Sin ofensas!, cuidado- replicó ella.
Tuve que contenerme, después de todo tenía razón, sin contar que le estaba hablando exactamente a la encargada de aplicarle el tratamiento al flaco.
- Sólo respóndame algo- le pedí, reconsiderando el tono- , ¿le va a doler en el acto?, ¿después? o ¿qué?.
Ella me pasó una mirada compasiva, cuyo trasfondo me puso a dudar.
- Trataremos de que no, ¿OK?- respondió, volteándose hacia el médico.
- Joven- insistí, agarrándola del brazo antes de que se alejara más- , sólo una cosa más.
Tuve que hacerme de mucho aire antes de formular tal pregunta, pero al fin lo hice, con resolución desmedida, rictus congelado y mirada regia.
- Desarrollará tendencias después de...
La hembra, curvilínea pero recatada al peso del traje y la cofia que parecía casco de motociclista, soltó la risa y se alejó de mí, tapándose la boca con la diestra, haciéndome una negativa silenciosa con la zurda.