HOTEL PARAISO
RIO TIBER
COL. CUAUHTEMOC
10 DE ABRIL DE 1999
21:30 HORAS
Al día siguiente me cité con Fernando, aquella noche pasó por mí y en vez de platicar y hablar de nosotros para aclarar las cosas, o para que yo le dijera lo que pienso, lo último que recapacité en relación a su familia, decidió pagar de nueva cuenta un puto cuartucho y echarnos en la cama. ¡Ah, pero eso sí! ¡El señor se la pasaba gritando y gimiendo! A mí me tenía acostadote en la cama, las plantas de mis pies se recargaban en el abdomen de Fernando, y como es normal él estaba hincado y me lo metía hasta el fondo. Miraba su cara y estaba excitada, sudaba a chorros y estaba rojo por tal presión. Yo, por mi parte, pues, estaba aburrido, a tal grado que comenzaba a esbozar y a cerrar mis ojillos. Esa noche no alcancé a disfrutar el momento.
Cuando terminamos, él se aventó a la cama y se tapó con una sábana, me miró preocupado y al fin comenzó a hablar.
-¿Qué te pasa, Rodrigo? preguntó.
-Es que.. y comencé con mi humor negro- ..ya no me satisfaces.
-¡No mames!! gritó Fernando.
-No, no es cierto.. dije con risas- Es que..
-No la chingues, si siempre que te lo hago, gritas. Y para callarte esta cabrón..
-La verdad, -me atreví a hablar- es que he estado pensando las cosas, creo que no debo presionarte tanto.
-¿Qué?
-Que, en realidad dejaré que las cosas se den como se deban dar. O sea, que esperaré el momento en que tú les digas a tus papás.
-Siento mucho lo que te dije aquella vez. La verdad, te quiero mucho pero, como te he dicho antes, todavía no es tiempo. Es cierto que tengo incomodidades en casa, y me refiero a mi mamá. Ella, te apuesto a que sospecha, pero sospecha de otra persona.
-¿Quién? le pregunté- ..Y le rompo su madre.
-No hay nada de que preocuparse.. se echó a reír- ..nada chiquito.. Fernando se volteó, con la sábana se tapó, miró seriamente cierto punto en la pared, guardó silencio. Cerró sus ojos con sensibilidad. Por mi parte, me acomodé sobre su costado y recargue mi cabeza en su hombro, miraba hacia el otro lado. En cierto punto estaba tranquilo, pero me preocupaba lo que sucedía en casa de Fernando. Inconscientemente me estaba preparando para tener un encuentro con su madre, y lo que es peor, con toda su familia. Que pena, si es que eso tuviera que pasar.
No tardamos mucho en esa posición, mi novio se levantó y caminó hacia el baño. No dijo nada. Finalmente y para rematar esta noche, Fernando comenzó a bañarse pues el olor y nuestro sudor fácilmente nos delataba. Obligadamente me desvestí y entré. Para empezar, lo vi de espaldas, el chorro de agua le caía encima y, en pocas palabras me gustó verlo así. Él es alto, apiñonadón pero claro, de ojos castaños y cabello negro profundo, todo un chavo especial, quizá convencional pero muy especial. Una vez dentro del chorro de agua, me recargué en la pared de azulejos blancos. Mis pies tocaban el rasposo piso corriente de este hotelucho. Me daba asco ver hacia el suelo, supe que a Fernando no.
-Te amo.. -expresó Fer y me miró preocupado- ¿Qué te pasa?
-Quiero hac..
-¡¿Qué!? -expresó con mayor preocupación.
-Quiero hacer pipí..
-Pues, ¡hazlo! habló con absoluta tranquilidad pero se me quedó viendo con extrañeza.
-No puedo orinar si tú estas aquí.. -le hablé con ridícula pena.
-¿Y qué tiene? -me preguntó y después aclaró- ¿No acabo de verte desnudo hace rato?
-¡Sí, es cierto!! -grité.
-Entonces, ¡En confianza!
-Mm, mm.. apunté hacia la coladera.
-Ahora, ¿qué te pasa? -volvió a preguntar.
-Mi pípi es algo tímido..
-¿Tú pipí? -preguntó.
-¡Mi pípi, con acento en la primera i!! -aclaré.
-¡Ah!! ¡Tú pajarito!!
-¡Sí!!.. -me eché a reír.
A fin de cuentas oriné, abracé a Fernando y lo besé, permití que él me tocara el falo después. Duramos poco pues el tiempo siempre es nuestro peor enemigo. Después de terminar, nos vestimos, él se secó el pelo y se echo spray. Cada uno se fue por el lado contrario cuando salimos del pinche hotel, sabíamos que las cosas ya debían cambiar. Esta era la oportunidad que esperaba.