CENTRO COMERCIAL PERISUR
CIUDAD DE MÉXICO
9 DE JULIO DE 2000
17:45 HORAS
Mis amigos y yo decidimos dar una vuelta por Cuicuilco, a los cines. Gracias a que la función era a las siete y media, nos dirigimos al Centro Comercial, entramos por donde está el módulo de MVS y caminamos hacia Nutrisa. Gran sorpresa me llevé cuando lo vi. Fernando subía al primer piso por el elevador. Estaba acompañado. De inmediato me separé de mis amigos alegando que iba a ver otras cosas pero que en un instante estaría con ellos.
Entré a Liverpool para subir las escaleras y para hacer de esto un encuentro ocasional. Vi como ella entró a la tienda Zara, entonces caminé despacio por ese largo y cansado corredor.
-Ah, hola.. -sorprendido, Fernando me saludó sin expresión alguna. Lo miré y no sonreí, pero si contesté- ¿Cómo estás?
-Bien ¿Y, tú?
-Mm, mm.. -Fernando dudó- Más o menos.. y guardó silencio por algunos momentos, era obvio que quería hablar- ¿Y tu hermano? ¿Tus papás?
-Dando lata.. -le hablé recargándome en el barandal sin bajar mi mochila- Y todos bien, ya no vivo por Reforma. ¿Qué te sucede? -no aguanté.
-Lo mismo de siempre.. -me dijo- Problemas en casa y... ¡olvídalo!
-Te conozco perfectamente..
-No entiendo nada.. -dijo con gran reserva- No sé que esta pasando. No entiendo nada. ¡Nunca esta conforme! ¡Ni con Clara!
-¿Tu mamá? -le hablé- Perdóname pero así lo quisiste.
-Ahora que estás aquí, me siento raro, extraño, tengo pena por hablar contigo.
-Me gustaría que me abrazaras.. -no tuve más remedio, no me aguanté.
-Perdóname, pero no lo puedo hacer..
-Ayúdame, ya no puedo más, Fernando.. -imploré más no me rebajé- No puedo aguantar esta pinche presión.
-Discúlpame..
-Tócame, te extraño y te necesito..
-No puedo.. -dijo Fernando.
-Fernando.. -ella salió de la tienda y caminó hacia nosotros- ¿Tienes veinte pesos?, ahorita te los pago..
-Clara, él es Rodrigo, un.. conocido.
-Ah, hola. -y ella regresó a la tienda.
-De repente se te acabaron las palabras, Fernando.
-Lo sé..
-Aquí estaré, amor.. -finalmente le dije.
-¡Vámonos, Fernando! le ordenó Clara.
Frente a mí, Fernando tomó la mano de Clara y dieron vuelta. Fernando logró mirarme y agachó su vista, después vio hacia el frente. Estoy adolorido, me duele verlo y verme así. ¡Cómo me gustaría que la dejara! ¡Déjala Fernando!! ¡Abrázame! De inmediato pensé. No quiero ver como partes a tu casa. Y entonces lo vi por última vez, como recordar sus 1.79 mts. de altura, su piel apiñonada y sensible, su casi larguirucha presencia pero atlética, su cabello negro, negro, y largas pestañas, y su carita cuadradona, sexy.. Fernando, no te vayas. Espero con ansiedad a que des vuelta y que regreses a mí.