EN LA COCINA..
Los rayos del sol entraban para darnos los buenos días. ¡Se me olvidó algo! Dejé de desayunar por un momento y corrí a mi habitación. De mi cajón, en el buró, saqué una velita amarilla, con cuidado baje las escaleras y la coloqué en un pequeño nicho que está en la entrada de la casa. Regresé a la cocina y de mi mochila saqué un papel y un lápiz. En el papel escribí todos mis deseos, escribí y visualicé mis éxitos, y los que están por venir. Con cariño y amor encendí la vela, esperando, de este modo a que Dios me escuche y me apoye. Sé que todo saldrá bien.
-¡Rodrigo!! -gritó mi mamá- ¡Tu desayuno se va a enfriar!!