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EL ANTRITO
PLAZA DEL ANGEL
ZONA ROSA
CIUDAD DE MÉXICO
4 DE ABRIL DE 1999
02:45 HORAS


La entrada cuesta 65 pesos. ¡Vaya que esta caro! Fernando pagó los pinches ciento noventa y cinco pesos, de los tres. Bueno, a fin de cuentas entramos a ese pequeño lugar, es algo similar a una cuevita, es íntimo y rico. En la pequeña pista están las putas locas, chavitos de quince años afeminados que bailan en primera fila y que siempre se la pasan presumiendo de que son unos súper bailarines. Bola de pendejos. Lo interesante es que en la parte trasera, la luz es mínima y puedes estar junto a tu pareja haciendo lo que quieras, nadie te dice o te reclama nada, para eso esta a fin de cuentas.

 

¡Por cierto!, retomando un poco lo del principio, y aunque estoy pensando lo que digo en este momento, ¡Para nada me he descrito!. Miren, estoy agarrado de mano de Fernando, ambos caminamos incómodamente por el lugar pero creo que es justo decir quien chingaos esta hablando todas estas putas pendejadas. Después justificaré todo esto, ¿Va?. Pues, mido 1.77 y peso 70 kilos, soy de tez blanca, cosa que Fernando es apiñonadón, soy de ojos color.. violeta, güerito, en todos lados y sentidos, pero bien, más bien, para no meterme en tantos pedos soy la imagen y la hechura de todo niño fresa mexicano. ¿Ya? Pues va..

 

Fernando y yo comenzamos a bailar, dejamos a Angélica en la miniaturizada mesa bebiendo una cerveza y viéndonos. Angie no se aburría, más bien observaba las peceras iluminadas en tonos azules, morados y violetas que estaban incrustadas de pared a pared y de piso a techo. Fernando y yo estamos tomados de la mano, a mis espaldas esta una enorme pantalla en la que muestran videos modernos, me tocó darle la espalda a uno de Ricky Martin, un video candente, con fondos azules metálicos en donde se muestra como cae el agua.

-¡Rodrigo!¡Precioso! -en pocas palabras me gritó Fer.

-¿Qué?

-Al rato nos vamos al corralón, ¿no? evidentemente Fernando se refirió al hotel, no a mi depa.


La música era estridente puesto que mis oídos no alcanzaban a escuchar lo que mi chavo quería decirme ya que la gente y las luces nos obligaban a no tomar en cuenta lo que en realidad quería saber y pues me interesaba hablar con Fernando para situar algunas cosas que están pendientes y que para mí es urgentemente importante porque de ello esta nuestro futuro y porque de ello depende mi felicidad para vivir con él y establecernos pronto y tratar de ser felices y romper con el viejo esquema en el que vivimos.

-Oye, ¿Ya les dijiste a tus papás?


El disco se rayó. Hubo silencio absoluto. No hubo más. Fernando me dejo solo en la puta pista de baile. Lo seguí hasta la entrada de la Plaza del Ángel, lugar en donde esta el Antrito. Para esto la temperatura había bajado, hacia y tenía frío, ya que en esa ocasión vestí un pantalón de mezclilla negro con una playera blanca sin mangas y una gorra negra. De igual forma, la música cambió drásticamente de estilo, de la moderna pasó a la de banda. Recuerdo que esa vez nos toco escuchar Dame el Poder de Molotov, al estilo inigualable del son de la música de banda.

-Dame, dame, dame, todo el power para que te demos en la madre. Give me, give me, give me, give me todo el poder...

-¿Qué pedo? -de inmediato le pregunté a Fernando una vez que lo vi recargado en la puerta metálica de la Plaza del Ángel.

-Rodrigo, aún no es tiempo..

-¡Chinga, Fernando! ¿Cuándo va a llegar ese momento? Cabrón, sabes que necesito que lo sepan.

-¿Para que quieres que lo sepan? -respondió con seriedad.

-Fer, Porque..

-Dame, dame, dame, todo el power para que te demos en la madre. Give me, give me, give me, give me todo el poder...

 

Vi la preocupación de Fernando reflejado en su rostro, vi su linda cara expresando miedo y angustia. Ambos nos queríamos mucho, no era requisito que sus padres supieran que andaba conmigo, pero es quería que lo supieran porque de este modo podríamos hacer lo que quisiéramos. Al pendejo de Fernando le daba miedo que mis padres nos llegaran a cachar en la cama por eso es que cada vez que lo hacíamos era en un hotel y no en mi depa. Para empezar, mis padres saben de mí porque una vez, cuando viajamos a Huatulco en invierno, me descubrieron encerradote con un fulano. Sucedió que mi papá y mi mamá tomaban el sol tranquilamente, según dormían. Javier, mi hermano pequeño, andaba jugando en la arena con otros niños, entonces vi a ese rico galán. Lo miré y me miró, me sonrió y le sonreí, se levantó de una piedra y caminó hacia a mí. Me levanté y lo seguí, y caminamos hacia los bungalows. Sin pensarlo y reaccionando con naturalidad, nos encerramos en la habitación que le habían asignado a mis padres. ¡Ya se imaginaran el pinche numerito! Cuando ese extraño y yo estábamos literalmente unidos, cogiendo, gritando y desgañotándonos, chingue y chingue, fuck y fuck.. ¡Zas!! La puerta se abre dejando ver las caras pasmadas de mis viejos. Desde entonces, ellos saben todo de mí.

-¡Viva México, cabrones!!

-Rodrigo.. -al fin habló Fernando mirándome con ternura- Prometo que mañana lo haré..

-Pero si mañana vas a misa de nueve a la Villa.. -me atreví a burlarme para que él olvidara lo anterior.

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